Una película que habla de la vida, del amor, de la familia, de la fe, de la fidelidad y por sobre todo, de la conciencia, ese lugar sagrado que sólo Dios conoce.
“Una vida oculta” está basada en la historia real de Franz Jägerstätter y su esposa Fani quienes son un matrimonio feliz que viven con sus 3 hijas en un pueblo austríaco con impresionantes paisajes montañosos llamado St. Radegund. En la primera hora seguimos la vida del protagonista desenvolviéndose en su ámbito familiar, matrimonial, espiritual y social. Como una extensa introducción y tal vez un tanto idílica de sus vida, en relación con los vínculos dentro del pueblo, pero siendo a su vez muy auténtico. Franz pasó por esta vida siendo un simple agricultor.
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, los hombres comienzan a respaldar el nazismo, pero Franz no se deja arrastrar por la corriente mayoritaria y actúa como objetor de conciencia, negándose a jurar obediencia y luchar para los Nazis. Se mantuvo fiel a su moral y su creencia. No confabula con el mal, no porque no debía si no porque no podía. El amor incondicional de su esposa Fani y su fe inquebrantable en Dios quien se hace presente en muchos detalles y en todas partes a lo largo de la película, serán su ancla para afrontar las consecuencias de su decisión. No quería ser un mártir, ni un héroe, ni cambiar el mundo. Quería ser libre. Y lo fue, compartiendo el silencio de Aquel que sostuvo su esperanza.
El prolífico director Terrence Malick nos introduce en la historia real del hoy beato y mártir Franz Jägerstätter. Beatificado hace una década durante el pontificado del Papa Benedicto XVI, Franz puso la voluntad de Dios por encima de todo, llegando, tras largas luchas interiores, a una vida extraordinaria de testimonio cristiano.
Cito textual,homilía de beatificación:
“En un tiempo como el nuestro, en el que no faltan los condicionamientos e incluso la manipulación de las conciencias y las inteligencias, a veces a través de formas engañosas que se sirven de las tecnologías modernas más avanzadas, el testimonio del beato Franz es un ejemplo importantísimo de inquebrantable valentía y de firme y fuerte coherencia.”
Una película del año 2019 de subgénero melodramático. Un épico antibélico con el especial estilo y aspectos narrativos propios del multipremiado director estadounidense Terrence Malick. Con duración extensa, una omnipresente voz en off especialmente en lecturas de cartas y pensamientos íntimos. Íntegramente filmada con luz natural que genera una belleza estética y una potencia narrativa con hermosas imágenes de la naturaleza. Acompañados de la sutil partitura orquestal de James Newton Howard con melodías sinfónicas de cuerdas y coros. Por lo que todo este cúmulo de aspectos formales (entre otros) del estilo del director, sirven para contar una historia desde el espíritu y la fe de los personajes. Algunos críticos han reseñado sobre esta película como forma y contenido alcanza una unión que solo se da en obras maestras. Incluso la han catalogado como una “catedral cinematográfica”. Y no es para menos.
Una película luminosa, profundamente espiritual, para dejarse interpelar íntegramente. Trastoca con mucha hondura humana y religiosa lo que para algunos la fe y la convicción en la esperanza, y misericordia de nuestro Señor es innegociable. Personalmente, había pasado mucho tiempo que no me topaba con una película que sin dudarlo y automáticamente la ubique dentro de mi top de películas favoritas.
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