Cuando estuvo cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios”.
El texto del evangelio de hoy, que es de Lucas, dice que Jesús, cuando estuvo cerca de Jerusalén, vio a la ciudad y se puso a llorar.
Por un lado, pensar en un Jesús que llora, que se entristece, lo va hacer otra vez, según el evangelio de Juan ante la tumba de Lázaro, pero acá lo hace mirando la ciudad y ¿por qué llora Jesús? Porque, tantas veces fue visitada por Dios Jerusalén, y tantas veces no ha querido reconocer ese “paso de Dios”.
Porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios, le dice a Jerusalèn. Consciente de que, la visita y el paso de Dios por la ciudad, era para ennoblecerla, era para engrandecerla.Pero no ha sabido “reconocer”
¿Como esto nos puede pasar hoy a nosotros? Tantas veces, pasa Dios en el dìa, por nuestro lado, por nuestro corazón, tantas veces nos regala su don, tantas veces nos visita.
Un Dios que siempre, decimos, y lo decimos bien, que camina con nosotros, que va con nosotros, que anda con nosotros, que vino y se quedó entre nosotros, a veces no nos reconocemos.
A ver si hoy cuando salen a caminar, cuando salen a andar, cuando van a trabajar, cuando están estudiando, cuando estén cocinando. En todo momento, descubramos ese paso de Dios que permanentemente está. Y de paso no lo hacemos llorar a Jesús.
Porque seguramente que llora cuando no reconocemos el don que nos va regalando cada día.
Propuesta para hoy: A ver si te das cuenta que Dios está pasando por aquí, por tu corazón, por el de todos, por nuestro pueblo.
Cuanto veces no lo reconocemos. Descubrilo, descubrir eso.