Miércoles 24 de Noviembre de 2021 -Evangelio según San Lucas 21,12-19

lunes, 15 de noviembre de
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Jesús dijo a sus discípulos: «Los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»

 

Palabra de Dios

Padre Sebastián García sacerdote de la congregación  Sagrado Corazón de Betharram

Empezamos a vivir ya la última semana del año litúrgico. Hemos celebrado el domingo pasado la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo y ya nos preparamos de lleno para recibir un nuevo Adviento. Es por eso que los textos del evangelio de esta semana van a adquirir toda su dimensión apocalíptica y escatológica. Se habla del fin y de los sucesos que lo acompañan.

Sin embargo no tenemos que pensar en esto como si fuera una taquillera película de la industria comercial de Hollywood, cuanto en una narrativa que por poner los ojos en el final nos invite, como el texto de hoy a dos actitudes fundamentales: no dar crédito a falsas alarmas ni a charlatanes; y soportar la violencia y la persecución.

Lo primero tiene que ver con la capacidad de discernimiento, es decir, la capacidad de poder rezar suficientemente la vida y descubrir la presencia de Dios y por dónde pasa, qué lugares viene habitando con su presencia y cuáles nunca los ha habitado. Y así no escuchar tanta propuesta de fin del mundo como atractivo comercial y desesperante que nos lleve a evadirnos y narcotizar las conciencias. Todos hemos de morir y el mundo es probable que se acabe algún día. Sin embargo esto no nos causa desesperanza sino que nos invita a una fe madurada en la oración y la presencia real de Dios en la vida.

Lo segundo se trata de poder entender que si somos plenamente conscientes en nuestra manera de vivir el evangelio y configuramos nuestro corazón con el Corazón de Jesús, esto genera escándalo para tanta Cultura de Muerte y Descarte. Si de veras vivimos en sintonía con Jesús de Nazaret, nuestra vida tiene que incomodar a los poderes de este mundo. Es por este motivo que la Iglesia, a lo largo de tantos siglos, viene siendo perseguida. Yo creo que además es una de las notas fundamentales de la Iglesia: ser perseguida. Siempre que la Iglesia se ha acomodado conforme a la mentalidad del mundo, no hubieron tantos santos ni santas. Si la Iglesia transa con la cultura de Muerte reinante, edulcorar el mensaje de Jesús y licuamos la fe. Ahora si la Iglesia vive el mensaje del Reino de Jesús, en profecía de anuncio y denuncia, necesariamente tiene que ser perseguida. Y abundan en ella los santos y las santas. Claro. Y los mártires también.

“Gracias a la constancia salvarán sus vidas” nos dice el evangelio de hoy. ¡Qué linda oportunidad entonces para renovar nuestra fe y nuestro compromiso de vida cristiano! Para saber que no tenemos que creerle a los charlatanes de la fe ni asustarnos por el fin. Pidamos el don de la fe y de la perseverancia para cada uno de nosotros y nuestras comunidades. Para ser constantes. Para ser fieles. Para seguir sosteniendo la confianza. Para ser de veras cristianos y cristianas.