Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.
Una vez más el Señor Jesús nos advierte para que estemos prevenidos y oremos incesantemente. Frente a las adversidades de la vida, de todo aquello que nos pueda llegar de improviso, la mejor actitud que podemos tener es el de estar atentos y prevenidos, es decir, aprovechar el momento de la mejor manera de tal manera que no deje nada para el después. El estar prevenidos y en constante oración nos permite vivir al máximo las cosas que tenemos en el hoy, vivir al 100%, sin dejar de librado al azar ningún detalle.
¿Qué pasaría si Dios nos viniera a buscar hoy? ¿Cómo me encontraría? Por eso le pidamos hoy la gracia al Señor de cumplir con lo que nos pide: estar prevenidos y en oración constante.