He aquí mis sombras
de las que Tú te valdrás
para enseñarme a amar
Mis noches,
mi rigidez,
mi falta de confianza,
mi negligencia para amar,
mis dudas a borbotones
Te basta mi oscuridad
para alumbrar
y a mí me basta dejarte entrar
para comprender que a mi nada
le basta tu todo
y a mis vacíos
les basta tu plenitud.
Un segundo en tu Presencia
es suficiente para sanar
Yo nombro, tú abrazas.
Desnuda en mi fragilidad lloro
y Tú obras
Sigue moldeando
este barro húmedo,
no dejes que
se endurezca la ternura
ni se agriete la esperanza
No dejes, mi alfarero,
mi luz y mi vida,
que se me estreche el corazón.