Evangelio según San Marcos 2,23-28

lunes, 16 de enero de
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Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. 

 

Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”. 

 

El les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, 
cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”. 

 

Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”. 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Cristian Salomón  sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario 

 

Seguimos haciendo camino con Jesús, queriendo saber dónde vive, queriendo seguir sus huellas. Hoy la Palabra nos presenta al igual que ayer, una discusión con los fariseos. Jesús y sus discipulos, por un lado, que caminando en sábado por unos sembrados, arrancan espigas y a los fariseos, por otro, que se ve, estaban muy atentos y observando el actuar de Jesús y los suyos, enseguida preguntan ¿por qué no cumplen con el sábado?

 

Jesús los desconcierta con su respuesta, poniendo como ejemplo a David y elevando el problema, “el sábado ha sido hecho para el hombre”…poniéndose por encima de la ley, “El Hijo del Hombre es dueño también del Sábado”.

 

El Señor del tiempo y de la historia es quién se hace presente en medio nuestro para abrirnos la mente y el corazón, que muchas veces también se nos cierra y se esconde en un montón de normas, que nos dan una aparente seguridad pero nos impiden arriesgarnos, anunciar el Reino, en la mies que es mucha.

 

 

A veces sólo cumplimos, a veces sólo por quedarnos tranquilos, y no arriesgarnos, no jugarnos, por no ser audaces, hacemos sólo lo que las normas nos dicen, lo que está mandado y nos olvidamos de prestar atención, en serio, a las personas, nos privamos también muchas veces de ver y encontrarnos con Aquel que es más grande y dueño del Sábado.

 

Señor, liberame con tu Espíritu, ayudame a descubrir lo más importante, más alla de cualquier apariencia. Que no me quede esclavo de normas, sino que en ellas y por encima de ellas pueda arriesgarme, pueda jugarme a buscarte y encontrarte, pueda anunciarte en medio de la ciudad.

 

Que tengas lindo día, Dios te bendiga.

 

 

Oleada Joven