Evangelio según San Mateo 5,13-16

viernes, 3 de febrero de
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Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.


Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.


Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.

 

Palabra de Dios

 

 

Nos encontramos en el quinto domingo del tiempo durante el año, y la liturgia nos presenta el Evangelio de san Mateo. Este evangelio en cual Jesús les enseña a los discípulos a través de estas dos imágenes: por un lado la sal, que si pierde su sabor ya no sirve sino para ser tirada y ser pisada por los hombres; y por otro lado la imagen de la luz, que no es para esconderla, para guardarla sino para ponerla sobre un candelero, de manera que ilumine a todos los hombres, para que todos conozcan nuestras buenas obras. En este sentido, la Palabra del Señor nuevamente nos interpela, nuevamente nos invita a descubrir el significado profundo de nuestra vida, de nuestra vocación, de este llamado que hemos recibido de parte sel Señor. Vocación que se concretiza en el día a día, en las cosas simples, en lo sencillo, allí donde el Señor nos envía a llevar la Buena Noticia, que no debe perder lo esencial que es estar cargada de la alegría, del gozo, de sabernos llamados y enviados a predicar la Buena Noticia del Señor.
Bien sabemos que hay obstáculos, que hay desafíos, que hay pruebas, pero cuando eatamos unidos al Señor nuestra vida se convierte, como esa sal, que sirve para dar sabor, dar sentido a la vida de muchos. También nuestra vida debe ser luz, como la luz de Cristo, esta luz que hemos recibido desde el Bautismo y que estamos llamados a comunicar y a compartir. Luz que debemos hacer crecer cada día, con la oración , con las buenas obras, y sobre todo estando atentos al llamado del Señor. Llamado que todos los días el Señor nos hace y nos invita al desafío grande de ser luz del mundo, luz de las naciones.
Pidámosle al Señor que Él acreciente esta luz que nos ha regalado gratuitamente desde el Bautismo, para que se convierta en una gran antorcha que ilumine a todos los que se acerquen a nosotros.
Que tengas un bendecido domingo.

 

Radio Maria Argentina