Evangelio según San Mateo 5,17-37

jueves, 9 de febrero de
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Jesús dijo a sus discípulos: «No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»

 

Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

 

Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.

 

Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.  También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.

 

Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan ‘sí’, que sea sí, y cuando digan ‘no’, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.

 

Palabra de Dios

Nos encontramos en el sexto domingo del tiempo ordinario, del tiempo común y la Liturgia nos presenta el Evangelio de San Mateo que seguimos meditando.
En este sentido, en este Evangelio se nos presenta la Ley de Dios y sobre todo el cumplimiento. Jesús dice que Él viene a dar cumplimiento y viene a que se cumpla toda la Ley, incluso una i o una coma. Dice “Cielo y tierra pasarán más tu Palabra, Señor, no pasará”. Es la Palabra que permanece para siempre, es la Palabra que tiene que ver con la Ley de Dios, la Ley del amor, a la cual estamos todos invitados a observar y cumplir. Por eso como creyentes, como cristianos necesitamos observar la Ley, necesitamos evaluar nuestra vida y nuestra historia en la Luz de los mandamientos, principalmente sobre ese mandamiento central que Jesús sintetiza; esos diez mandamientos que recibió Moisés en las tablas de la Ley, Jesús los sintetiza en un gran mandamiento: amar a Dios sobre todas las cosas y amar a tu prójimo como a ti mismo. Esta es la invitación que nos hace el Señor en este Evangelio de este domingo. Por eso tenemos que estar atentos para poder participar de esta promesa que Él nos ha hecho, la promesa de la Vida Eterna, la promesa del Cielo eterno, pero también si no estamos atentos corremos el riesgo de desviarnos del camino y perder el sentido de nuestra vida y de nuestra historia. Pidámosle al Señor que al meditar este Evangelio que es un Evangelio con mucho contenido nos lleve a repensar cómo estamos viviendo hoy su Ley, la Ley del amor, cómo la vivimos en nuestra vida, en nuestra historia, en nuestra familia, en nuestra comunidad, si realmente somos reflejo de esta Ley, si realmente estamos atentos para observarla y cumplirla desde lo más profundo de nuestro ser.
Que tengas un bendecido domingo y que esta Palabra sea para ti un motivo de esperanza, que no la guardes para ti sino para compartirla con los hermanos y para ayudar a otros a descubrir el camino de la fe, el camino del Señor. Que el Señor sea tu luz y guía y que puedas tener un bendecido domingo.

 

Radio Maria Argentina