Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?”. Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”.
El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”.
Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”.
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”.
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: “Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”.
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”. Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible”.
Palabra de Dios
P. Javier Verdenelli, sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba
El evangelio de hoy narra dos cosas: (a) cuenta la historia del hombre rico que pregunta por el camino de la vida eterna (Mc 10,17-22), y (b) Jesús llama la atención sobre el peligro de las riquezas (Mc 10,23-27). El hombre rico no aceptó la propuesta de Jesús porque estaba protegido por la seguridad que la riqueza le daba. Tiene dificultad en abrir la mano y dejar escapar esta seguridad. Agarrada a las ventajas de sus bienes y vive defendiendo sus propios intereses. Una persona pobre no acostumbra tener esta preocupación. Pero puede que tenga una cabeza de rico. Entonces, el deseo de riqueza crea en ella una dependencia y hace que esta persona se vuelva esclava del consumismo. Hay gente que tiene tantas actividades que ya no tiene tiempo para dedicarse al servicio del prójimo. Con esta problemática en la cabeza, tanto de las personas como de los países, vamos a adentrarnos aún más en el texto del hombre rico.
Alguien llega cerca de Jesús y le pregunta: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?” El evangelio de Mateo informa que se trata de un joven (Mt 19,20.22). Jesús responde bruscamente: “¿Por qué me llamas bueno? ¡Nadie es bueno, sino sólo Dios!” Jesús aleja la atención sobre si mismo y apunta hacia Dios, ya que lo que importa es hacer la voluntad de Dios, revelar el Proyecto del Padre. El joven había preguntado por la vida eterna. ¡Quería vivir cerca de Dios! Pero Jesús no menciona los tres primeros mandamientos que definen nuestra relación con Dios. Recuerda los mandamientos que hablan del respeto a la vida ¡cerca del prójimo! La puerta para llegar a Dios es el prójimo.
La observancia de los mandamientos prepara a la persona para que pueda llegar a la entrega total de sí a favor del prójimo. Jesús pide mucho, pero lo pide con mucho amor. El joven no aceptó la propuesta de Jesús y se fue “porque tenía muchos bienes”.
Los discípulos quedaron desconcertados ante la afirmación de Jesús y se preguntaban unos a otros: “¿Y quién se podrá salvar?” Señal de que no habían entendido la respuesta de Jesús al joven rico… El joven había observado los mandamientos pero sin entender el porqué de esta observancia. Lo mismo sucede con los discípulos. Ellos habían abandonado todos sus bienes para seguir Jesús, pero ¡sin entender el porqué del abandono! Cuando la riqueza o el deseo de la riqueza, o de poder, o de privilegio ocupan el corazón y la mirada, la persona deja de percibir el sentido del evangelio. ¡Sólo Dios puede actuar! ¡Porque todo es posible para Dios!”
PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
• Una persona que vive preocupada con su riqueza o que vive adquiriendo las cosas de las publicidades, ¿puede verse libre de todo para seguir a Jesús y vivir en paz en una comunidad cristiana? ¿Es posible?
• ¿Conoces a alguien que consiguió dejarlo todo por el Reino? ¿Qué significa hoy para nosotros: “ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres”? ¿Qué es aquello que Jesús me pide vender?