Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan’. ‘Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí’. El rico contestó: ‘Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento’.
Abraham respondió: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen’. ‘No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán’. Pero Abraham respondió: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'”.
Palabra de Dios
Celebrando en este día, la fiesta del santo Cura Brochero, uniéndonos a la fiesta en su honor a todos los peregrinos reunidos en Cura Brochero, seguimos compartiendo y dejándonos interpelar por la Palabra.
La liturgia nos presenta hoy la parábola del Rico y el pobre Lazaro, parabola que el Papa Francisco quiso compartirnos en su mensaje para la cuaresma de este año, bajo el lema, “La palabra es don, el otro es un don”
Por eso te comparto y rezamos juntos estractos de su mensaje: 1. El otro es un don
La parábola comienza presentando a los dos personajes principales, pero el pobre es el que viene descrito con más detalle: él se encuentra en una situación desesperada y no tiene fuerza ni para levantarse, está echado a la puerta del rico y come las migajas que caen de su mesa, tiene llagas por todo el cuerpo y los perros vienen a lamérselas… el pobre se llama Lázaro: un nombre repleto de promesas, que significa literalmente «Dios ayuda». Mientras que para el rico es como si fuera invisible, para nosotros es alguien conocido y casi familiar, tiene un rostro; y, como tal, es un don, un ser querido, amado, recordado por Dios, aunque su condición concreta sea la de un desecho humano. Lázaro nos enseña que el otro es un don… La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo. Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino.
2.El pecado nos ciega: La parábola es despiadada al mostrar las contradicciones en las que se encuentra el rico, Este personaje, al contrario que el pobre Lázaro, no tiene un nombre, se le califica sólo como «rico». Su opulencia se manifiesta en la ropa que viste, de un lujo exagerado. La púrpura, en efecto, era muy valiosa… La tela era de un lino especial que contribuía a dar al
aspecto un carácter casi sagrado. Por tanto, la riqueza de este hombre esexcesiva, también porque la exhibía de manera habitual todos los días: «Banqueteaba espléndidamente cada día»
La parábola nos muestra cómo la codicia del rico lo hace vanidoso. Su personalidad se desarrolla en la apariencia. Pero la apariencia esconde un vacío interior. Su vida está prisionera de la exterioridad. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación.
3.La Palabra es un don: El Evangelio del rico y el pobre Lázaro nos ayuda a prepararnos bien para la Pascua que se acerca... Se descubre el verdadero problema del rico: la raíz de sus males está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano.
Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua. 1 Señor que al igual que el cura brochero, podamos siempre salir al encuentro del otro, para acompañar, sanar, mostrar tu Misericordia
Santo cura Brochero, ruega por nosotros, que tengas lindo día, Dios te bendiga.
1MENSAJEDELSANTOPADREFRANCISCOPARALACUARESMA2017
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