Jesús dijo a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡ No se inquieten ni teman ! Me han oído decir: ‘Me voy y volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean. Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado.»
En el evangelio de hoy seguimos viendo al Señor y sus discípulos en el contexto de la intimidad y de la despedida de la última cena y vemos que Jesús se manifiesta como el verdadero dador de paz, una palabra que es central en este tiempo pascual.
Jesús se muestra como aquel que hace posible que incluso en los momentos difíciles, en los momentos de dificultad podemos seguir adelante, por eso te invito que compartamos alguna pequeña meditación:
En primer lugar: viví en la paz de Jesús El Señor dice a sus discípulos una vez más, les dejo la paz, pero no como la que da el mundo, no se inquieten, no teman, es decir, la paz que viene a traer el Señor quita toda angustia, quita todo miedo. Quizás hoy sea muy importante para vos para tu vida el poder descubrir que la verdadera paz es la que te da el Señor.
Vos fíjate que a veces estamos tan angustiados, tan preocupados, hay tanta gente que no puede dormir de noche que toma pastillas, que vive con un problema que no sabe como resolverlo porque ve todo oscuro, bueno, son los signos de las luchas internas que tenemos: ● de esa inestabilidad que a veces llega a nuestra vida ● ese “no saber adónde vamos”, dónde estábamos, Esto que te pasa a vos y a mí muchas veces nos va a mareando y nos va planteando una realidad complicada, y ahí nos agarra el miedo.
El miedo nos quita la paz y nos desespera, por eso, es bueno poder hacer un examen de conciencia, un “poder preguntarse” cada tanto: ¿yo como me estoy llevando con estos síntomas? ¿estoy teniendo paz en mi vida?
¡Bueno! una vez más, Jesús te pide que no te inquietes, la paz de Jesús no nos libra del dolor, ni del mal, sino que, nos sostiene, nos hace testigos, nos hace discípulos, ¡misioneros! ¿no?
Ojala que Dios te regalé y que te dejes regalar también, su vida, su paz, su gracia, que fortalezca tu seguridad, tus pasos Que puedas ser también vos, portador portador de la paz de Jesús para tus hermanos, por eso ¡viví en la paz de Jesús!
Hoy pedile al Señor que abras tú corazón, que te llene de esa paz que solo Él te puede dar
Y si aún te cuesta, bueno acércate y tocarlo: ● Tócalo en tu hermano ● Tócalo en la eucaristía ● Tócalo en la reconciliación ● Tócalo en ese momento de oración que tenes delante de Jesús Todo eso hay que hacerlo desde ahí, ¿no? desde la paz qué tal Señor.
En segundo lugar: tener familiaridad con Jesús Porque el Señor dice: “les he dicho esto antes de que suceda para que cuando se cumpla, ustedes crean”
Vemos que el Señor tiene confianza en los discípulos, los acompaña, les anuncia cosa, vive con ellos una intimidad diferente, eso es lo que hace el compartir la vida con el Señor – Te da una familiaridad con Él, te ayuda a vivir en la sinceridad.
Por eso, no hay un título de cristiano perfecto. No hay un título de catequista, o de buen seguidor de Jesús: – Tú título no pasa por un papel impreso con tu nombre – Tú título no pasa por tener un puesto en la parroquia, un servicio. – Tú puesto no pasa por tener “tal o cual” cargo en movimiento.
Tu verdadera felicidad, tu verdadera familiaridad con el Señor va a pasar por la calidad que vos tengas en tu trato con Él
Te lo repito: la verdadera familiaridad pasa por la calidad en el tiempo que vos te tomas para estar con Jesús
Tener un poco más de tiempo de rodillas, vivir las cosas de Dios. Que tu único título entonces sea ser ¡discípulos de Jesús!
Por eso, déjate mirar por el Señor No te agites y confía en Él, que no te deja solo, por eso te dejó una pregunta: ¿cómo estás viviendo hoy tú estar con Jesús? Pedile al Señor que te haga cada vez más fiel al estar con Él
Que tengas un buen día. Que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañen siempre. Amén.