Jesús dijo a sus discípulos: “Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.” Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto”. Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios.
Te invito a que recemos juntos con el Evangelio del día de hoy jueves 26 de mayo, fiesta de San Felipe Neri. En el Evangelio Jn.16,16-20 continuamos con el mensaje de despedida que hace Jesús. Un mensaje que al mismo tiempo es preparación para lo que viene.
La despedida de Jesús no es punto final ni final de la historia, si no que es apertura a una nueva novedad: Dios es siempre nuevo, Él hace nuevas todas las cosas y su Buena es siempre Nueva. Por eso, en la conciencia cristiana, en la conciencia de aquellos que queremos seguir a Jesús miramos el futuro con esperanza, miramos el futuro con entusiasmo, miramos el futuro expectantes con la certeza de que algo nuevo y algo bueno va a venir.
Como síntesis de este pensamiento, de esta invitación a mirar de este modo queda resonando la frase con la que termina el Evangelio del día de hoy: “ustedes están tristes pero su tristeza se convertirá en alegría”. Hacia allá vamos. En términos litúrgicos esto nos va preparando para las próximas fiestas de la Ascensión y Pentecostés.
Así, estamos en medio de las dificultades de este tiempo o en medio de las tristezas que podamos tener, no olvidemos que nuestro futuro está llamado a la alegría, que nuestro futuro es en alegría.
Dios los bendiga y tengan un lindo día.