Los discípulos le dijeron a Jesús: “Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios”. Jesús les respondió: “¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo”.
Este lunes, hemos pasado lunes ahora, los discípulos le dijeron a Jesús: “por fin habla claro y sin parábolas, ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacer más preguntas”.
Por fin habla claro y sin parábolas, a eso se están refiriendo los discípulos porque en realidad, el Señor, siempre les ha hablado claro y nos habla claro, pero al no decirle parábolas, comprenden más rápidamente lo que el Señor quiere decir. Ahora fíjense: “ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas”. Ya no hace falta que los discípulos le pregunte cosas sino que, comprenden directamente la palabra de Jesús.
¿Será que con el tiempo, porque el Señor siempre ha hablado claro, ha mejorado la escucha también de los discípulos? El Señor que, tanto les ha insistido en que escuchen, escuchen, escuchen. Ya no hace falta hacerle preguntas, es sólo escuchar. ¡Solo escuchar la palabra!
Que lindo es esto hoy que nos llega, la palabra del Señor y los discípulos diciéndole esto a Jesús.
¿Será que tenemos que crecer en la escucha de la palabra? Escuchar más, preguntar menos, decir menos nosotros, hablar menos nosotros. Solamente escuchar la voz de Jesús que nos habla.
¡Probemos! Probemos cada vez escuchar mejor lo que el Señor me dice, escuchar sin hacer preguntas, sin cuestionamientos, sin discursos nuestros. Escuchar.
Un abrazo a todos. Que Dios los bendiga.