Evangelio según San Juan 13,1-15

lunes, 10 de abril de
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Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.

 

Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: “¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?”. Jesús le respondió: “No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás”.

 

“No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!”. Jesús le respondió: “Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte”. “Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!”.

 

Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos”. El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: “No todos ustedes están limpios”. Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?

 

Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.”

 

Palabra de Dios

 

 

 

 

 

 


 

P. Cristian Salomón Sacerdote de la Parroquia Santa Teresa de Jesús, de Santa Teresa, Arquidiócesis de Rosario

 

 

 

 

Comenzamos hoy el triduo Pascual, queremos disponer el corazón para que renovando en nosotros el gran amor de Dios por nosotros, expresado en la entrega de su Hijo Jesús, podamos revitalizar nuestro amor y entrega a Él y a nuestros hermanos.


Hoy celebramos y hacemos memorial, traemos al corazón y hacemos presente el don más grande que podamos reconocer, Jesús, el Señor se queda entre nosotros, dándose por entero en la fraccion del Pan, en la Eucaristía, el Milagro de Amor que nos hace parecidos a Él.


Él, se nos entrega totalmente en su cuerpo y en su Sangre, para que no sólo tengamos Vida, para darnos Salvación sino también para que nosotros podamos seguir su ejemplo, entregando Vida a nuestros hermanos.


La Palabra de este día, nos muestra a Jesús, con sus discipulos en la ultima cena, realizando este gesto que respetiremos en nuestras comunidades, el lavatorio de los pies. Jesús, les regala a sus discipulos su Cuerpo y su Sangre, les deja todo sus consejos, y dando ejemplo, les lava los pies, dejándole un claro mandato: “Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros..”


la primer tarea y respuesta de amor será, Ir a Jesús, hasta Él, para adorar y dar gracias por su presencia siempre Fiel, para renovar nuestro Amor a Él en la Eucaristía, para recibirlo realmente y no separarnos de Él. Estando en su Presencia, el nos hablará al corazón, nos llenará de su presencia, nos dará salvación y también nos invitará a lavar los pies a los hermanos.


Atravesados y heridos por tanta violencia, muerte, peleas y mentiras, estamos llamados a seguir siendo serviciales, a entregar Vida, a lavar los pies. Invitados y llamados, exhortados a salir al encuentro del otro, del necesitado, a donar vida. Porque Él, siendo Señor y Maestro, entrego la Vida por nosotros.


Que tengas lindo día y hermosa Pascua. Dios te bendiga

 

Radio Maria Argentina