Jesús hizo a sus discípulos esta comparación: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo’, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.”
El Evangelio de hoy nos invita a descubrir que la mejor manera de acompañar a los demás es asumiendo la propia debilidad, la propia herida, la propia necesidad de salvación de presencia de Dios en la vida; solo así podremos ser testigos creíbles, podremos acompañar, ejercer el pastoreo a los demás.
Jesús dice” Acaso un ciego puede guiar a otro ciego?”, no andes mirando la basura que hay en el ojo de tu hermano cuando tú tienes una viga en el tuyo; primero mira tu vida reconoce tu debilidad y así podrás ayudar mejor a los demás.
Nosotros somos discípulos, misiones de Jesús pero somos como el sanador herido; siempre necesitados del paso de Dios en nuestra vida para poder ser testigos para el Mundo.
Que tengas un hermoso día