Sigue, dulce huésped de mi alma, desnudándome de planes insensatos de deseos vacíos de búsquedas mezquinas de prisas impuestas de expectativas dañinas
Sigue, Dios encarnado, transfigurando mis miedos en confianza mis sí en vida resucitada mi fidelidad en plenitud mis huidas en abrazos mis noches en tu amanecer
Sigue, Jesús, llamando Sigue susurrando dentro promesas de amor, paz y plenitud Sigue sembrando sueños en la tierra fértil de mi corazón amante
Sigue, Dios escondido, acariciándome en el sol Sigue serenando mis ruidos con el canto de tu creación Sigue conmoviéndome con tu ternura omnipresente
Sigue, Dios Padre, humanizando mis asperezas. Que desmorone tu mar de vida la torre de arena de mis exigencias. Inunda con tu confianza el cuenco a veces vacío de mi autoestima.
Cuando me erija juez de mí misma, cuando me condene implacable amánsame a fuerza de misericordia, hasta que descalza me enfrente a mí misma y mirándome en lo hondo vea lo que soy: Hija en construcción Amada por mi Padre Llamada a la Resurrección.