Se fue a orar y donde había ruido halló Silencio
Allí donde antes hubo duda emergió confianza
El que no veía, vio. El ciego contempló sus pies de barro en la tierra firme del amor de siempre
Aquella que quería gustar de lo acabado, de la obra terminada, de la vida serena, descubrió que el Dios de la Vida era movimiento y manos gastadas y a eso la invitaba
Y allí la buscaba Y justo ahí la encontraría si ella se dejaba encontrar en medio del vendaval, en lo de todos los días, en la soledad y en el tiempo compartido, en su agenda al compás de un ritmo humano que da lugar a la risa y al llanto, al trabajo y al descanso, a la búsqueda y al encuentro.
Se fue a orar. Se dejó amar. Aceptó la invitación . a dar el próximo paso, a confiar, a gastarse, a entregarse toda, a gustar, a esperar, a amar de lleno, a vivir en plenitud.
Se fue y yéndose volvió.