Se le acercaron,
Él los esperaba,
con ternura les enseñó
de qué iba la Vida,
en qué consistía el Reino,
la entrega, el camino
y el Misterio del amor.
Ellos venían cansados,
sedientos de sus palabras,
querían reposo,
necesitaban parar
la marcha por un rato
y contemplar la vida
en perspectiva,
Jesús pronunció las bienaventuranzas,
las buenas noticias,
el trasfondo del Amor
y les dijo:
sean felices ustedes
que saben esperar y
acogen en mansedumbre
lo que cada día trae.
Sean felices ustedes
porque hay en sus corazones
hambre y sed de vida plena,
de paz, de amor y de justicia.
cuando se entregan
al trabajo en paz y por la paz
Sean felices haciendo
la voluntad de Dios
Sean felices porque
grande es y será la recompensa
de haber vivido en el Amor
Vida en abundancia,
plena comunión
que comienza hoy.