¿Qué he hecho por Cristo?
¿Qué hago?
¿Qué puedo hacer?
¿Qué he hecho por los más pequeños?
¿He mirado a los que nadie mira
o he apartado yo también la vista?
¿He confiado en la palabra de las víctimas
o he puesto en duda su dolor?
¿Me he puesto en otros zapatos o
he juzgado desde mi ajena comodidad?
¿He defendido lo justo
o he callado cuando debía hablar?
¿Qué hago por Ti, Señor?
¿Qué hago por aquellos
que nada tienen y nada esperan?
¿Qué hago por acercarme
a los descartados?
¿Qué hago por servirte
en tu compleja realidad?
¿Qué haré mañana, Señor?
¿Sabré abrazar tu dolor
y permanecer al pie de la cruz?
¿Gastaré mi tiempo
y mis fuerzas en intentar amarte
cuando todo parece carecer de sentido?
¿Lucharé por salir de mí
e ir a Ti?
¿Seguiré dejándote
desnudarme el corazón
aunque sienta vergüenza y frío?
¿Te dejaré enseñarme a amar cada vez más?