Andaba encorvada hasta que llegaste Tú
Ya no veía lo que algún día sí, la ternura sin medida, la acogida de la gente querida, tu Presencia en mis días
Caminaba cansada, los pies me pesaban hasta que llegaste Tú y desataste mi esperanza.
Me llamaste por mi nombre, y al levantar mi mirada, la Vida, tus ojos me esperaban
Decidí dejar la sobrecarga, el peso que doblaba mi espalda
Te miré, sonreíste, hace tiempo esperabas que acogiera mi humanidad, en su totalidad, en su posibilidad, en tu amor.