Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan’. ‘Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí’. El rico contestó: ‘Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento’. Abraham respondió: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen’. ‘No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán’. Pero Abraham respondió: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'”.
Palabra de Dios
Padre Juan Molina | Sacerdote de Schoenstatt
¿Signos elocuentes o corazones abiertos?
Te invito a rezar con el Evangelio del día de hoy jueves el 9 de marzo. En este tiempo de Cuaresma seguimos caminando hacia la Pascua, en un camino de conversión, en un camino de disposición interior para el encuentro con el Señor.
El Evangelio de hoy nos anima a cuestionar cuáles son los signos que captamos de lo que está pasando, de lo que va a pasar ¿Cuáles son los signos? ¿Qué capacidad tenemos nosotros de discernir esos signos, esos mensajes enviados?
Como escuchamos en el Evangelio, a veces no pasa tanto lo expresivo que puede ser o lo elocuente que puede ser ese signo, sino lo que termina definiendo todo es la recepción de ese signo.
Pidamos en este día que al contemplar este Evangelio, este tiempo de Cuaresma sea un tiempo también para abrir el corazón, para sensibilizarnos a los signos que nos hablan de la presencia de Dios.
Que Dios te bendiga y la Virgen María te cubre con su manto.