Jueves 30 de Marzo de 2023 – Evangelio según San Juan 8,51-59

martes, 28 de marzo de


Jesús dijo a los judíos: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”. Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”. Jesús respondió: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”. Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”. Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

Palabra de Dios


Padre Juan Molina | Sacerdote de Schoenstatt

Te invito a rezar con el Evangelio de hoy jueves 30 de marzo. Nos vamos acercando a la Semana Santa, ya este domingo es Domingo de Ramos. El Evangelio nos pone en contexto. Contemplamos cómo las palabras de Jesús resultan cada vez más provocadoras. Vemos cómo las palabras de Jesús despiertan el rechazo e incluso la violencia preparándonos para lo que va a venir.

¿Qué es lo que tanto molesta? ¿Qué es lo que tanto afecta en su público, en sus interlocutores? La promesa de que el que guarda sus palabras no va a morir para siempre. La promesa de la resurrección, no encaja, no calza con la fe, con la costumbre, con la tradición de los judíos. Sobre todo porque no solamente se refiere a Él, sino que también incluye a todos.

Jesús habla un mensaje que no es bien recibido. Es un mensaje que rompe con una perspectiva limitada. Jesús quiere invitarnos a mirar más allá, a vivir más allá. Esto no lo pueden comprender y por eso la promesa de Jesús no es recibida, genera violencia, genera rechazo e incluso lo asumen como un insulto hacia Abraham y hacia su propia fe por ubicarse por encima de ellos. Jesús nos quiere regalar una promesa. Jesús nos quiere regalar una esperanza que necesita ser acogida y para eso es necesario superar algunas creencias que tantas veces nos limitan. Hay un más allá. Dejémonos alentar a mirar más allá.
Te deseo de corazón Dios te bendiga y que la virgencita te cubra con su manto.