Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento.El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia.”
Hoy es el domingo del Buen Pastor y como tal reconocemos a Jesús. Es Él quien vive a pleno su vocación guiando a sus discípulos hacia el Padre, buscando que vivamos en libertad y con sentido, construyendo la fraternidad del Reino; es Él quien vive su amor por la humanidad hasta el punto de dar la vida por ella.
El Buen Pastor ama a sus ovejas, las conoce a cada una y les habla al corazón de tal manera que ellas reconocen su voz, confían en Él y lo siguen. Para nosotros, discípulos de Jesús, se nos plantea una gran invitación al discernimiento, a crecer en la familiaridad con el Señor, a aprender de su modo de sentir y proceder. Todo esto nos ayudará a no ser sordos a su llamamiento, cuando Él toca a la puerta de nuestro corazón.
Quizás, mirando a nuestro interior, podemos reconocer que todo lo que viene de Dios busca cotidianamente mover nuestros corazones con sentimientos y proyectos que nos impulsen a amar y servir en nuestra realidad. Ese movimiento interior que viene del Buen Espíritu, entra por la puerta de nuestra alma, entra con honestidad, con respeto, con verdad. Nos invita y no se impone. Nos conoce y toca lo más auténtico de nosotros mismos. Jesús es esa puerta, por eso es tan importante que lo conozcamos en su modo de ser y sentir, siendo lúcidos y alejándonos de todas esas imágenes distorsionadas, congeladas o infantiles de Jesús que no nos permiten reconocerlo.
Muchas veces podemos vivir distraídos, sin atender a nuestra interioridad. Podemos dejarnos encandilar o aturdir por muchas voces y propuestas que promueven que vivamos superficialmente y, sin embargo, solo en la hondura de nuestra interioridad podremos reconocer lo que nos hace verdaderamente bien y fortalece nuestra libertad.Cuánta necesidad de discernimiento, cuánta necesidad de hacer silencio y distinguir de dónde nacen los deseos y los impulsos que nos mueven, tanto aquellos que vienen de Dios y que construyen nuestra vida, como aquellos que nacen del mal espíritu, que como ladrón busca robarnos la paz, la fe, la esperanza y la generosidad.
La tarea del discernimiento es urgente porque es urgente que elijamos vivir con coherencia los caminos fraternos que en nuestra actualidad se ven tan amenazados. Estamos llamados a ser hombres y mujeres constructores de paz y de justicia y, con nuestras acciones y palabras, con toda nuestra vida, sigamos sembrando el bien en nuestro mundo.
El Señor nos sostendrá y nadie ni nada nos podrá arrebatar de su mano, porque su amor por nosotros es infinito. Pidamos a Dios, en este día tan especial del Buen Pastor que muchos jóvenes escuchen su voz y elijan seguirlo radicalmente.
Que Dios nos bendiga y fortalezca.