Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”. Jesús les respondió: “Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa”.
Seguimos compartiendo el Evangelio, digamos así las ondas expansivas de la Jornada del Buen Pastor, de la jornada de las vocaciones.
En este evangelio de Juan 10 Jesús se sigue revelando como pastor y sigue mostrando la unión profunda que tiene con su pueblo, con sus ovejas a través de su voz; Jesús es la pala ata, la Palabra hecha carne la palabra definitiva amorosa, cercana, encarnada De Dios en la historia es una palabra que congrega, que reúne que sana que salva que perdona que envía; es una palabra que nos moviliza a la caridad al compromiso con el otro.
La voz de pastor resuena en el corazón de la ovejas y genera la adhesión de la vida y el compromiso.Que podamos aprender a escuchar y responder esa palabraQue tengas un hermoso día