Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»
Avanzamos en la lectura del mismo Evangelio según San Juan Y aparece nuevamente la invitación insistente de permanecer en el amor. Sin embargo, con una linda precisión, permanecer en el amor no es en un sentido abstracto, no es romanticismo, no es una forma de decir generalidades, sino que se pone de manifiesto el cumplimiento de los mandamientos.
Que también se puede pensar al revés, y los invito a reflexionarlo desde ahí. El cumplimiento de los mandamientos es una invitación a que sea una expresión de nuestra permanencia en el amor de Dios. No hay amor sin concreciones como lo presentan los mandamientos, y los mandamientos se nos presentan, se nos regalan como concreciones de ese amor.
Pidamos en este día que el Señor nos bendiga, nos ayude a permanecer en el amor y que podamos vivir los mandamientos como expresión de ese amor. Al final hay un solo mandamiento, el mandamiento del amor, donde se desprende lo demás.
Que Dios los bendiga y la Virgencita los cura con su manto.