Evangelio según san Mateo 13, 31-35

viernes, 28 de julio de
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    Jesús propuso a la gente otra parábola:

 

    «El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas.»

 

    Después les dijo esta otra parábola:  «El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa.»

 

    Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: “Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo”.

 

 
Palabra del Señor

 


 

P. Javier Verdenelli  sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba

Estamos meditando el Sermón de las Parábolas, cuyo objetivo es revelar, por medio de comparaciones, el misterio del Reino de Dios presente en la vida del pueblo. El evangelio nos trae hoy dos pequeñas parábolas, del grano de mostaza y de la levadura. En ellas Jesús cuenta dos historias sacadas de la vida de cada día que servirán como medio de comparación para ayudar a la gente a descubrir el misterio del Reino. Al meditar estas dos historias, lo primero que hay que hacer es mirar la historia en si misma como un todo y tratar de descubrir cuál es el punto central entorno al cual la historia fue construida, pues es este punto central lo que servirá como medio de comparación para revelar el Reino de Dios. Vamos a ver cuál es el punto central de las dos parábolas.

Jesús dice: “El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza“ y luego cuenta la historia: un grano bien pequeño es lanzado en el campo; pero aún siendo pequeño, crece, se hace mayor que las otras plantas y llega a atraer los pájaros para que hagan en ellas sus nidos. Jesús no explica la historia. El Reino no es algo abstracto, ni es una idea. Es una presencia en medio de nosotros (Lc 17,21). ¿Cómo es esta presencia? Es como el grano de mostaza: presencia bien pequeña, humilde, que casi no se ve. Se trata de Jesús mismo, un pobre carpintero, andando por Galilea, hablando del Reino a la gente de las aldeas. El Reino de Dios no sigue los criterios de los grandes del mundo. Tiene otro modo de pensar y de proceder. El grano de mostaza, aún siendo pequeño, crece y suscita esperanza. Como el grano de mostaza, así el Reino tiene una fuerza interior y crece. Crece a través de la predicación de Jesús y de los discípulos y de las discípulas, en los poblados de la Galilea. Crece, hasta hoy, a través del testimonio de las comunidades y se vuelve buena noticia de Dios que irradia y atrae a la gente. La persona que llega cerca de la comunidad, se siente acogida, en casa, y hace en ella su nido, su morada.

La historia de la segunda parábola es ésta: una mujer mezcla un poco de levadura con tres medidas de harina, hasta que todo quede fermentado. De nuevo, Jesús no explica, sólo dice: “El Reino del Cielo es como la levadura…”. Como en la primera parábola, depende de nosotros el saber descubrir el significado para hoy. Lo que crece no es la levadura, sino la masa. Se trata de una cosa bien casera, del trabajo de la mujer en casa. La levadura tiene algo de podrido que se mezcla con la masa pura de la harina. El objetivo es hacer ‘levitar’ la masa y no apenas una parte. La levadura no tiene fin en si misma, sino que sirve para hacer crecer la masa.

¿Por qué Jesús habla en parábolas? Al ser ejemplos sacados de la vida de la gente, Jesús ayudaba a las personas a descubrir las cosas de Dios en lo cotidiano. La vida se volvía transparente. Jesús hacía percibir que lo extraordinario de Dios se esconde en las cosas ordinarias y comunes de la vida de cada día. La gente entendía así, de la vida. En las parábolas recibía una llave para abrirla y encontrar dentro de la vida las señales de Dios.

 

 

Para la reflexión personal

• ¿Cuál es el punto de estas dos parábolas que más te gustó o que más te llamó la atención? ¿Por qué?

• ¿Cuál es la semilla que, sin que te hayas dado cuenta, creció en ti y en tu comunidad?

 

Oleada Joven