Jesús dijo a sus discípulos:«No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.»
En el evangelio de hoy, Mateo 5, del 17 al 19, la palabra nos presenta a Jesús, que es muy claro y coherente entre lo que dice y hace. El Señor no vino abolir nada, sino a dar cumplimiento. Fijate qué interesante esta palabra y qué bien nos puede llegar a hacer detenernos en su significado. A veces vemos al “Cumplimiento” como algo negativo pero, desde la perspectiva de Jesús significa algo positivo: cumplimiento es llevar a la plenitud.
Podríamos meditar un poco sobre nuestra vida y el cumplimiento. Quizás hoy, vos que estás escuchando, te podrías preguntar cuántas cosas han quedado sin cumplimiento en tu vida. Traducido: ¿estás encaminando tu vida a la plenitud?
Cuántas veces caemos en la frustración y nos tiramos abajo; cuántas veces pensamos que ya no podemos y empezamos a patear las cosas, perdemos las motivaciones y vamos dejando que el sentido de nuestra vida se desdibuje. Por eso, hoy es bueno poder revisar la coherencia entre lo que digo y lo que hago, tener un propósito, creer en la capacidad de uno mismo, pero sobre todas las cosas, creerle a Aquel que nos promete que todo terminará bien. Ese es Jesús, el que nos sostiene y anima. Por eso, no te cargues responsabilidades vos solo, vos sola. Hoy el Señor te quiere ayudar a que camines la vida con una mirada nueva. Acordate, el centro no sos vos, es Él. Jesús quiere llevarte a la plenitud, ¿lo vas a dejar?
Dice el Señor: “el que cumpla el más pequeño de mis mandamientos”. Es decir, se puede, se puede cumplir y encontrarse verdaderamente con el Señor, que viene a traerte la vida y la Vida en Abundancia. Fijate en tu corazón si estás escuchando ese llamado. Y desde ahí, enseñar, compartir, animar, sostener, decirle al otro “yo creo en vos”, “sos valioso, valiosa”, “vos podés”. Encontrate con Jesús para tener sentido y compartí ese sentido con tus hermanos para llegar a la Plenitud que solamente Dios les puede dar.
Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañen siempre. Amén.