Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: “Maestro, queremos que nos hagas ver un signo”.El les respondió: “Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás.Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches.El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás.El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón.”
Comenzamos este lunes, esta nueva semana, compartiendo el capítulo 12 del Evangelio según San Mateo, versículos del 38 al 42. Vemos estos pasajes que tienen un carácter un tanto duro, un tanto fuerte, un tanto exigente y es algo que a veces necesitamos para poder ajustar nuestras tuercas espirituales, nuestro camino de fe, porque si no hacemos correcciones a veces sin darnos cuenta podemos terminar muy alejados del camino del Señor. Vemos en el evangelio de hoy esta situación, algunos escribas y fariseos le decían al Señor: “maestro, queremos que nos hagas ver un signo”. Y al Señor le duele que se acerquen a él con esta actitud escéptica, pidiendo signos, pidiendo milagros, por una cosa extraordinaria en definitiva. Muchas veces, aunque inconscientemente, fíjate cómo vos y yo a veces nos acercamos a Dios con la misma actitud, esperando de Dios milagros solamente. Tenemos un poco ese pensamiento mágico más bien utilitario con relación a Dios y claro, cuando lo necesitamos, nos acercamos, pero después “si te he visto, no me acuerdo”. Quizás conocemos gente, vos y yo en nuestra vida, que se han acercado a Dios en momentos difíciles, de dificultad, de prueba, pidiendo milagros y Dios le concede lo que piden, pero luego de tener el signo terminan, dándole la espalda al Señor. Yo conozco mucha gente que se ha sentido así, escuchada por Dios, pero después se ha alejado. Por eso qué lindo vivir con agradecimiento y generosidad en nuestra vida. Quien es agradecido es aquel que sabe reconocer la presencia de Dios en su vida. Por eso lo central del seguimiento de Jesús es que tenemos que enamorarnos del Dios de los milagros y no de los milagros de Dios. Eso es importante para poder seguir caminando en el camino que Él te quiere trazar. Eso es lo que el Señor les reprocha a estos escribas y fariseos en el Evangelio. El Señor dice “no se les dará otro signo que el de Jonás que estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez”, aquel que pasó de alguna manera por la muerte para después pasar por la resurrección. Ese es el signo verdadero de la resurrección, de la presencia del resucitado, descubrir que hay cruz, pero también descubrir que hay nueva vida. El mayor signo que podés vivir en tu vida es el mismo signo de la resurrección. Por eso en este comienzo de semana preguntate cómo estás descubriendo la resurrección en tu día a día, qué cosas hoy están muertas en tu vida espiritual y Jesús quiere resucitar en tu corazón, en tu vida, con los tuyos, en tu andar cotidiano. Por eso pedile al Señor la clave esta, “Señor ayúdame a acercarme a vos cuando verdaderamente lo necesite, pero no por los signos y los milagros, sino porque de verdad en vos encuentro la fuente misma de la vida”.
Que tengas un buen día y que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acompañe siempre. Amén.