Jesús dijo a Nicodemo:
«Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»
Palabra de Dios
Padre Pablo Osow sacerdote de la Arquidiócesis de La Plata
Queridos hermanos de Radio María, espero que tengan un día muy bendecido. Los invito a meditar juntos este evangelio en la fiesta de la exaltación de la cruz. Quizás sería bueno que si tenés una cruz colgada que la puedas colgar, o si vez alguna cruz alrededor tuyo qe la mires, o que simplemente te acuerdes de la cruz de tu capilla o parroquia o frente a la cruz que rezás cada día, para que contemplemos juntos cuánto nos ama Dios. “Tanto, tanto” dice el evangelio de hoy como queriéndonos convencer. “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único Hijo”… Tanto. Convencernos de ese amor.
A veces nos cuesta porque vemos cosas en nosotros mismos que no son muy amables ni queribles, entonces nos cuesta aceptar que Dios nos ama tanto. Yo veo en el confesionaro, que a veces les pasa a las persona que Dios las perdona pero que les cuesta perdonarse. Cuántas veces hace falta contemplar de nuevo el amor de Dios para dejarnos perdonar. Este amor que abarca toda situación humana, todo lo que hayamoss vivido el presente, el pasado y el futuro, toda historia y toda contradicción. Es un amor que abraza, un amor de brazos abiertos como en la cruz que abarca toda nuestra historia y a todos los hombres; no hay nadie que quede afuera del amor de Jesús en la cruz.
Contemplar este amor tan incondicional, abarcativo y tan universal nos ayuda también a que se ensanche nuestro corazón y también nos ayuda a contemplar nuestra historia de dolor y las cosas que nos han tocado vivir como una historia de cruz. Y si es historia de cruz también es una historia de Resurrección. En el momento quizás nos ha costado aceptar el sufrimiento y el dolor, y después a la larga y con una mirada de fe nos damos cuenta que realmente fue una cruz porque hubo verdaderamente resurrección.
Vamos a pedirle a Jesús que en este día de la exaltación de la cruz, al contemplarla, sintamos nuevamente en el corazón ese amor grande, derramado desde la cruz para toda la humanidad.
Les mando un abrazo grande y deseo que descienda sobre ustedes la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.