Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra confío a tu Inmaculado Corazón, a los jóvenes de todo el mundo que impulsados por el Espíritu Santo quieran ser como tú alabanza de la Santísima Trinidad hoy y siempre.
Humilde sierva del Señor, tú que conoces los retos diarios de tus hijos las asechanzas del mundo y las seducciones del pecado sé su celestial intercesora para que puedan derrotar al maligno con la firmeza de la fe.
Bienaventurada Virgen María, tus hijos congregados aquí provenientes de todas partes del mundo quieren ser fieles a tus enseñanzas vivir el misterio de la Eucaristía y orar a Dios Padre meditando la vida de tu Hijo con el Rosario.
ilumina su camino para responder con generosidad la vocación que Él les inspire y alcanzar así la vida eterna.
Al finalizar esta Jornada Mundial, imploro tu protección sobre todos ellos y sobre todos nosotros, para que todos ellos y nosotros los grandes podamos ser auténticos discípulos y misioneros de modo que el Reino de justicia y de paz que tu Hijo inauguró con su primera venida se expanda por toda la tierra. Amén.
Papa Francisco en la misa de envío de la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá 2019