14/08/2017 – Hace un mes se inauguró en la Provincia de Catamarca la casa Cenáculo Nuestra Señora del Valle. Se trata de un centro de recuperación de jóvenes con adicciones, perteneciente a la Comunidad Cenáculo que cuenta con 65 casas en todo el mundo, incluyendo otras 3 en Argentina en la Provincia de Buenos Aires. Un grupo de personas en Catamarca al ver la realidad de tantos jóvenes atrapados por las drogas, buscaron el modo de acercar alguna propuesta de sanación. El Obispado de Catamarca donó un terreno en la localidad “El Rodeo”, una zona montañosa cercana a la capital provincial, para formar una casa Cenáculo.
“La idea nació en el corazón de Madre Elvira una monja que vio a los jóvenes en la calle tirados y sin sentido de la vida. Después de mucha oración, puertas que se cerraron y “no” que tuvo que escuchar, en el año `83 recibió de la Municipalidad un terreno en la Colina de Saluzzo en Italia y comenzó a recibir a muchos jóvenes. Hoy la realidad superó las expectativas: más de 60 casas en todo el mundo para jóvenes, para mujeres y casas para niños en Sudamérica” cuenta Javier, un joven recuperado de las adicciones que hoy está al frente de la casa Nuestra Señora del Valle en Catamarca. Allí comparte la vida con José, Facundo, David, Douglas, David y Ricardo, oriundos de Colombia, Paraguay, Brasil y diferentes provincias de la Argentina.
A aquellos que llaman a las puertas de la Comunidad, se les propone un estilo de vida simple, familiar, el descubrimiento del trabajo vivido como un Don de Dios, de la amistad verdadera y de la fe en la Palabra de Dios, hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros.
A través de la oración y del trabajo, miles de jóvenes que han pasado por estas casas experimentan cómo sus vidas se van transformando. “Cenáculo es una escuela de vida, un lugar que nos abrió las puertas gratuitamente y nos ofrece un cambio de vida porque la mayoría de los que llegamos tenemos problemas con las drogas y la delincuencia, en la tristeza y la soledad” agrega Javier. “Es una comunidad que reza, que trabaja y tenemos una vida comunitaria pero fundamentalmente la oración y el trabajo que nos reconstruye y nos devuelve la dignidad. Al vivir de la Providencia trabajamos y con eso nos sustentamos. Tenemos animales, una huerta y carpintería, más la cocina y limpieza de la casa”.
Javier aclara que la vida en los cenáculos es sacrificada. Durante muchos años estuvo buscando alguna salida: “Me drogué muchos años. Empecé desde chico por curiosidad y por falta de diálogo en casa y porque vivía en un lugar complicado. Fueron pasando los años y cada vez estaba peor. Estudié y tenía un buen trabajo pero ese vacío iba aumentando hasta que en el año 2010 conocí la comunidad Cenáculo y me abrió las puertas. Yo venía de comunidades terapéuticas, psicólogos y psiquiatras y muchas formas para intentar dejar pero no podía. Después conocí la comunidad y me cambió la vida a través de una vida exigente porque es una comunidad exigente. Nosotros no le pedimos dinero ni a la familia ni a los jóvenes, pero sí les pedimos compromiso con la vida”.
La oración y el trabajo van marcando el ritmo del día a día en la casa. “Nos levantamos 5,15 y vamos a rezar a la capilla. Cada casa de nuestra comunidad cuenta con la capilla con el Santísimo. Y ahí comienza el día con la oración del rosario, rezamos 3 rosarios al día y después la coronilla de la Divina Misericordia. Es una comunidad que le da mucha importancia a la adoración eucarística, con espacios de oración personal y adoración continua en comunión con las otras casas del mundo”.
+ Casa Nuestra Señora del Valle (El Rodeo – Catamarca) 0383 – 154340999 / 0383 – 154783184 + Fraternidad “Nuestra Señora de Luján” (Pilar – Buenos Aires) 02323 – 470 133 [email protected]