Tienes entrada libre, Jesús,
a este camino nuevo de tu sangre.
Puedes hacerlo o retirarte.
Pero ha llegado el momento de la decisión,
la última etapa del camino.
Hemos pasado largos ratos contigo,
llenos de aventuras, sorpresas y transformaciones.
Y yo sé que estoy en la víspera de ser testigo
de la sorpresa más grande:
tu paso decidido hacia el ocaso de tu carne,
para alumbrar desde la humillación
de tu muerte el día de la luz definitiva.
No vas a echarte atrás; no desertarás
ni rechazarás esta HORA definitiva,
aunque sabes que te van a pisotear hasta matarte.
Y porque mueres nos das tu vida a los que,
por nuestra condición de mortales,
no teníamos posibilidad de vivir.
“Sabiendo Jesús que había llegado su hora,
habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo “.
Como decía san Pablo, Dios nos libre de gloriarnos
si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Tu cruz adoramos, Señor, y veneramos tu pasión gloriosa.
Ten piedad de nosotros, tú que has muerto por nosotros.
Amén