Miércoles 6 de Febrero del 2019 – Evangelio según San Marcos 6,1-6

jueves, 31 de enero de
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Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.

Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”.

Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

 

Palabra de Dios


Padre Matías Burgui sacerdote de la Arquidiócesis de Bahía Blanca

El evangelio que compartimos hoy comienza el capítulo 6 de San Marcos, del versículo 1 al 6. Vemos a Jesús que se dirige a la sinagoga y comienza a enseñar. La gente se asombra por las enseñanzas del Señor, pero no desde un maravillarse, sino desde el cuestionar, desde la falta de fe. Meditemos algunas ideas.
En primer lugar, cuidate de la envidia. Los que se encuentran con Jesús y lo escuchan son sus paisanos, son los que lo habían visto crecer, los que lo conocían desde hace mucho tiempo, y podemos llegar a pensar que un poco lo que les sucede a ellos es que se los come la envidia. Es el gran peligro que también nosotros podemos correr: no reconocer a Jesús, no verlo como Dios y no descubrir su paso en nuestra vida. ¿Y cómo se manifiesta el Señor? Bueno, a través de nuestros hermanos. Por eso, quien tiene envidia puede llegar a ver al otro como una competencia, deja de ver la obra de Jesús en el otro y ve un palo en la rueda, un obstáculo. Acordate que la envidia es la tristeza por el bien del otro. Sería bueno que nos preguntemos hoy vos y yo: ¿te molesta tu hermano? ¿qué te molesta de él? Uno se da cuenta que es envidia cuando lo que te molesta del otro son cosas buenas. Ojo, porque la envidia cierra toda puerta al paso de Dios. Por eso Jesús no hizo muchos milagros allí. Pedile al Señor que te regale un corazón generoso y te ayude a tener una mirada distinta.
En segundo lugar, da testimonio. El Señor nos deja un desafío para este día: dar testimonio entre los más cercanos. Cómo cuesta a veces esto, ¿no? Dar testimonio entre los más allegados, en la casa de uno, con su familia, con los amigos, en el estudio, en el trabajo. Qué importante y qué desafío además. Y claro, hoy Jesús te muestra que no es una tarea fácil, pero es necesaria. Cuesta dar el ejemplo, corregir, alentar. Se nos complica porque nos conocen, saben de nuestras limitaciones, de nuestras faltas, pero ahí está el desafío: o te quedás pendiente del qué dirán o ponés todo en manos de Dios. Poné a tu familia en manos de Dios, dejá a tus amigos delante de Jesús, pedí y agradecé. Pero nunca dejes de invitar al Señor para que sea Él el protagonista. Acordate que uno puede cambiar, “no hay santo sin pasado ni pecador sin futuro”. Dios puede transformar los corazones, así que si ves que alguien está en proceso, no lo tires abajo, alentalo y rezá por él. Da testimonio siempre y, si es necesario, también con las palabras.
Por último, que Dios nos aumente la fe. Dice el evangelio de hoy que el Señor se asombraba de su falta de fe. Vos fijate que hay mucha gente que no cree. No cree que uno pueda enamorarse de Jesús, que pueda perdonar, que pueda ser feliz, que podamos sonreír, que podamos amar. Fijate que uno de los caminos más grandes que nos regala Dios es mediante la gracia de la fe. ¡Qué importante teoner fe! En primer lugar, en Jesucristo, pero también en las personas. Animate a confiar. Animate a tener fe en tu hijo, en tu hermano, en tus amigos y en los que no lo son. Confiá, pero siempre desde Jesús. Por eso ponete un propósito para hoy ¿Qué acto de fe vas a tener? ¿Te animás a salir al encuentro del otro, te animás a acercarte a la oración?

Que tengas un buen día, y que la bendición de Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.