Todos tenemos anhelos, deseos de alcanzar un sueño o una meta y trabajamos fuertemente para llegar a verlos. Sin embargo, muchas situaciones se nos presentan, nos detienen y en ocasiones nos hacen renunciar. Y aunque te olvidas y desistes, Dios no te olvida. Dios no se olvida de ti y mucho menos de tus deseos, esos que llevas en tu corazón y por los cuales te reprochas por no haberlos alcanzado.
El plan de Dios no es que seas un fracasado o vivas frustrado, el plan de Dios siempre es de bien y no de mal. Por eso, Dios no te olvida, recuerda cada momento de dolor, cada prueba, y te levanta cada mañana con una nueva oportunidad. Dios quiere verte realizado y feliz, pero; ¿y tú, cómo te ves? Si algo Dios siempre va a buscar es tu felicidad.
Por esta razón, Dios te invita a entrar en su magnificencia, en su plenitud, en su amor y en su cobertura para que todo lo que te propongas, que se alinea a su voluntad, se cumpla. Si en tu vida has dejado algo inconcluso, no lo has comenzado o simplemente algo lo detuvo, esta es la temporada de comenzar de nuevo. Dios no te olvida; Él sabe cada uno de tus pensamientos y quiere que camines.
Pero eso solo lo lograrás buscando su presencia, entrando en una intimidad con Él que te llenará de fuerzas y determinación para volver a comenzar. Todos los días son momentos especiales para emprender y para lanzarse; porque Dios te dice que te esfuerces y seas valiente. Lo cual significa que tendrás obstáculos e impedimentos en el camino, pero no debes claudicar. Ve en busca de ese sueño o esa meta, lánzate a la aventura de descubrir nuevos horizontes para ti. Muéstrale tus planes al Señor y Él los ajustará a su llamado y al propósito que tiene para contigo. El reto de emprender es para valientes, no obstante tus fuerzas vienen de lo alto. Proyéctate y establece planes para tu vida:
1. Ora al Señor y pide dirección.
2. Escribe la meta.
3. Precisa un tiempo aproximado de cumplimiento (solo un aproximado, Dios dirá el momento indicado).
4. Reconoce las fortalezas para alcanzarla y los retos que la pudieran detener.
5. Identifica tus redes de apoyo (necesitarás manos que te ayuden y oídos que te escuchen). No vivas más en el pasado, pensando en lo que querías lograr, camina hacia eso y confía. Versículo para reflexionar: Jeremías 29:11 Pues yo conozco mis designios para con vosotros — oráculo de Yavé —, designios de paz y no de desventura, de daros un porvenir y una esperanza.
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