Andrés misionero en Valparaíso-Chile, nos comparte su testimonio.
Desde hace ya casi un mes Chile está sufriendo enormemente de los incendios que a lo largo de varias regiones está devorando bosques y pueblos enteros. Miles de casas se han quemado y ya son varios los que murieron combatiendo el fuego.
Uno de estos tantos incendios llegó bastante cerca de nuestra casa, a un barrio que pertenece a nuestra Parroquia, llamado Puertas Negras. Esta humilde población que vivía en una quebrada perdió absolutamente todo lo que tenían; así que decidimos sumarnos a la Parroquia y acompañar al grupo que ayuda a los damnificados acercándoles comida, ayudando a sacar escombros y conversando un poco con ellos para acompañarlos en este momento tan difícil.
Es ahí donde conocimos a Evangelina, ella es una madre de familia que perdió absolutamente todo, salvo dos muñecas que alcanzó recuperar para su hija. En su familia quedaron todos con la ropa puesta y a la deriva. Cuando me acerqué a llevarle comida comenzamos a hablar y con mucha esperanza nos contaba cómo planeaba seguir los días siguientes. Muy agradecida por nuestra ayuda rápidamente empezó a hablarnos desde lo más sincero de su corazón sobre lo que le tocaba vivir.
Antes de despedirnos con mucha fe y como queriéndonos explicar por qué era que a ella le tocaba sufrir tanto, como queriéndole encontrar frutos a su sufrimiento nos decía: “Todo esto pasa por algo, y yo creo que quizás sea necesario que pasen cosas así para que el resto de la gente se dé cuenta de que el mundo, no solamente es SU MUNDO”. ¡Qué enorme su Fe! ¡Cuántas veces debería haber cargado mi cruz con esa Fe! ¿Será que tanto me falta crecer? ¡Realmente quiero tener una Fe como la suya!“Señor auméntanos la Fe” Lc. 17,5.
Andrés M.