En el silencio experimentamos muchos sentimientos y pensamientos. Es el momento en que estamos en calma, tranquilos y sosegados, y es ahí cuando comenzamos a recibir respuestas, instrucciones y mandatos. En el silencio llegamos a tener un encuentro real con nuestro yo y con nuestra conciencia, donde podemos ser totalmente libres y sinceros. Ese silencio que te habla, es necesario escucharle y obedecerle, en ese instante que te encuentras en tu habitación, donde ya no existe el ruido del mundo y las voces que te desvían, en ese silencio, Dios quiere hablarte. Dios anhela que entres en ese silencio, donde Él te hable al oído, te hable al corazón y te inquiete a escucharle. Ese silencio que te habla, es cuando Él te dice: hijo mío no temas, yo estoy contigo, ese silencio que te habla, es cuando te dice: lo hiciste mal, pero aún así te entrego una nueva oportunidad, ese silencio que te habla, es cuando te dice: eso que piensas hacer, no lo hagas, no te conviene. No dejes de escuchar en el silencio.
El silencio es el momento idóneo para desprenderte de apariencias, de prejuicios y de ataduras, es el momento de ser quien eres delante del amado y dejar que en ese silencio profundo, te hable y te abrace. Vivimos en un mundo acelerado, donde los espacios de silencio son muy pocos, sin embargo cuán necesarios son. Cuando llegues a tu aposento, permite que el silencio te hable y sé sabio para escucharle. Dios anhela hablarte y que por un momento de tu vida, tú hagas silencio y le escuches. No basta con solo hacer una oración, recitarla y pedirle a Dios tus deseos, ese tiempo no es una conversación con Dios, es simplemente un monólogo. Pero en el silencio encontrarás las respuestas más acertadas, los consejos más sabios y la motivación que necesitas. Separa un espacio para el silencio, y en ese silencio, de seguro Dios te hablará.
Tus dudas se disiparán y toda ansiedad mermará, porque encontrarás refugio, en el silencio que te habla.
Para propiciar ese espacio de silencio es necesario prepararnos:
1. Elegí un lugar de tu casa para ese momento.
2. Selecciona y separa la mañana o la noche para ese tiempo íntimo.
3. Apaga el celular, teléfonos del hogar, computadoras o cualquier otro artefacto que te pueda interrumpir.
4. Despréndete de todo pensamiento de tareas o asuntos pendientes.
5. Ten un oído presto y no hables. Versículo para reflexionar: Proverbios 7:24 Óyeme, pues, hijo mío, y atiende a las palabras de mi boca. Fuente: imagen de Google