Nuestra naturaleza humana, nos lleva a querer ganar. Desde pequeños nuestro mayor deseo es ganar y aunque competimos, ganar nos da una satisfacción enorme. Sin embargo, ganamos de muchas maneras; con nuestro esfuerzo, con nuestra determinación y con nuestras decisiones.
Piensa en un niño cuando comienza a caminar, siente miedo y busca apoyo, pero no se detiene. Hay una mano que le estimula y le brinda seguridad, la mano de su madre, y en nuestro caso es la mano del Señor. Así que solo cuando caminamos confiados en que una mano poderosa está cerca para alcanzarnos, nos atreveremos a dar pasos de fe.
Definitivamente son pasos de fe, y como cuando el niño se cae y vuelve a levantarse, así también debemos hacer nosotros. Y es ahí cuando verdaderamente ganamos; cuando nos atrevemos a hacer cosas innovadoras, a caernos y levantarnos, a alcanzar las metas propuestas o simplemente cuando aprovechamos cada oportunidad que se nos presenta.
Hace muchos años, estoy segura que ni imaginaba todo lo que haría en mi vida, creo que ni tan siquiera me hubiese atrevido. No obstante, veo todo lo que he ganado con solo atreverme, y ando fascinada con todos mis inventos. Pero para ganar, es necesario atreverse. Hay muchas personas con ideas impresionantes, con llamados de Dios poderosos y simplemente lo engavetan por miedo.
El miedo siempre va a existir, es una emoción del ser humano que se agudiza cuando estamos en momentos inciertos. Pero el miedo no debe detenerte, porque eso hará que no atrevas a lanzarte, y por más ideas espectaculares que tengas, se quedarán en el olvido y créanme; otro hará lo que tú por miedo no has hecho. Vence el miedo y atrévete a ganar. Pasos para atreverte a ganar:
1. Tener fe: creer en lo que no ves.
2. Actitud positiva: pensar que todo saldrá bien.
3. Preguntar y conversar: crea enlaces y llega a acuerdos. Lo que no sepas, pregúntalo.
4. Planificarte: escribe todas las ideas que vienen a tu mente, eso te dará dirección.
5. Tener dos sacos: ganar o perder, aunque creas que pierdes porque algo no resultó, realmente ganas, porque siempre se aprende en los procesos. Versículo para reflexionar: 2 Timoteo 1:7 Que no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Fuente: foto de Google