Tu pensabas vivir un cara a cara con el Señor, algo extraordinario.
Son hermanos y hermanas
que esperan en la esquina de la calle,
en tu clase o comunidad,
que acechan tu atención alegre.
Tú creías que un fuego abrazaría tu corazón,
que un camino de luz se abriría ante vos,
y es un camino discreto el que tus pasos han marcado,
donde el amor de Dios y de su creación
se han fundido en uno solo.
Tú querías dar, actuar y arrastrar,
tus manos se han abierto para recibir
y tus ojos se posaron muy cerca
de la Eternidad ya insinuada.
¡Cada día un nuevo regalo!
Anne-Francoise