“¿Qué pensamos cuando decimos de alguien que es un joven de carácter? Con la palabra carácter entendemos la adaptación de la voluntad del hombre en una dirección justa; y joven de carácter es aquel que tiene principios nobles y permanece firme en ellos, aún cuando esta perseverancia fiel le exija sacrificios.
En cambio, es de carácter inestable, de poca garantía, débil o -en último grado- es hombre sin carácter quien contra la voz de la propia conciencia cambia sus principios según las circunstancias, según la sociedad, según los amigos, etc, y hace traición a sus ideales desde el momento en que por ellos tenga que sufrir lo más mínimo.
Con esto ya puedes ir vislumbrando, en qué consiste la educación del carácter. Primero tendrás que adquirir ideales y principios (…) El segundo deber es seguir estos principios justos; es decir, forjar tu carácter. Y éste, como hemos dicho, no se da gratis, sino que hemos de alcanzarlo, mediante una lucha tenaz, de años y decenas de años. El ambiente, cualidades heredadas, buenas o malas, pueden ejercer influencias sobre tu carácter; pero, en resumidas cuentas, el carácter será obra personal tuya, el resultado de tu trabajo formativo. ¿Sabes en qué consiste la educación? En inclinar la voluntad del hombre de suerte que en cualquier circunstancia se decida a seguir sin titubeos y con alegría el bien. ¿Sabes qué es el carácter? Un modo de obrar siempre consecuente con los principios firmes: constancia de la voluntad para alcanzar el ideal reconocido como verdadero: perseverancia en plasmar ese noble concepto de la vida.”
Tihamer Toth, El joven de carácter