Estando lejos aprendí, que QUIERO ESTAR A TU LADO :)

domingo, 24 de septiembre de

Sé que no es una canción católica, pero en lo personal, y en mi caminar espiritual ha tomado un gran significado… llegó este tema a darle fuerza a la llama encendida que hay en mi interior y que alguna vez brotó del encuentro con Cristo en la Eucaristía.

 

Y por esto quiero compartirla con ustedes, para que con este ejemplo logremos ser más sensibles y no perdamos el asombro de encontrar a Dios en lo ordinario, en lo cotidiano.

Conocí la canción casualmente y diosidencialmente le hallé el sentido desde un plano espiritual y fue grandioso!

 

Quisiera que la escucharan desde otro sentido, como si fuéramos cada uno de nosotros quienes se la cantamos cara a cara a Dios, luego de ser como ese hijo prodigo que desaparece por un tiempo, queriendo buscar la felicidad fuera, pero que luego de un tiempo de dudas, pruebas, de intentar vivir sin él, luego de una vida sin sentido vuelve a casa y es acogido con gran amor en los brazos Misericordiosos de Jesús, de nuestro Padre, porque somos sus hijos sus pequeños amados.

Es una canción que quizá logre representar nuestro camino espiritual, ese camino en el que siempre está presente el amor gratuito de Dios hacia cada uno de nosotros. 

 

Andando por nuestra vida, pueden llegar momentos en los que nos apartarnos de Dios, sin entender hacia dónde caminamos, solo por seguir un capricho de “libertad” bajo la lógica que nos ofrece el mundo, y luego, fruto del encuentro con Cristo entendemos esa “huída” como el día más triste de nuestra vida; Pero luego el día de regreso se convierte en el más feliz de todos, pues el simple hecho de volver nos hace ser como niños en los brazos de su Padre, que con amor pregunta ¿por qué tardaste tanto?… y así, así es su amor inexplicable, inmenso, GIGANTE!

 

 

“Y ahora que estamos aquí 
Se ha vuelto todo tan claro 
Confieso que estando lejos aprendí 
Que quiero estar a tu lado”

 

 

Con Cristo en el corazón todo se hace más claro, estando lejos de él creemos que podemos solos, y el egoísmo nos impide caminar, pero todos en cada paso que damos tenemos la necesidad de su amor, de encontrar en él la verdadera felicidad que JAMÁS se agota, de llenar de una vez por todas ese vacío que se acrecienta en una vida llena de carreras, llena de rutinas y carente de sentido. 

Para aprender ¿cómo volar? hay que saltar al vacío, y así es, de eso se trata la vida. Pero y ¿qué tal si nos lanzamos al vacío por Cristo? por su reino y su gloria. ¿Qué tal si damos un paso y confiamos en los planes que él nos tiene?, en aquellos planes que muchas veces no concuerdan con los nuestros, pero que sin duda están hechos para nosotros que han sido pensados por él incluso antes de que naciéramos, para nuestro bien y nuestra felicidad.

 

Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros planes.

Isaías (55,8-9)

 

Un corazón que late, se ensancha y quiere arder.

 

 

 

 

 

 

Laura Arias