Feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo

sábado, 2 de diciembre de
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Muchas veces me topé con personas que realmente no comprenden mi dedicación a servir a Dios, el por qué creo y sobretodo (al estudiar teología) he llegado a escuchar cuestionamientos sobre lo que elegí.

 

¿Por qué gastar plata para irte a trabajar a un voluntariado en tus vacaciones? 

 

¿Por qué gastas tus fines de semana en la iglesia?

 

¿Por qué no estudias algo que te garantice un mejor futuro?

 

Y así miles… Pero la lectura  de hoy -Mateo 11- me abre a sentirme como Jesús. Un Jesús cuestionado que ante una pregunta tan difícil de contestar “¿Por qué?”

 

Y Él, sin vacilar, y me imagino que hasta algo alegre con la pregunta, responde con el apreciar de sus hechos. Que los demás sean testigos de esto.

 

Y yo hoy siento el impulso de admirar los hechos de Jesús en mi vida y responder a tantos por qué

 

¿Acaso no es Jesús quien llena mi vida de aliento cada mañana?

 

¿Acaso no es Jesús quien llena mi corazón de alegría al dejarme encontrarlo en las cosas pequeñas, en mi cotidianeidad?

 

¿Acaso no es su amor el que me llena de esperanzas?

 

Fue gracias  Jesús que me dí cuenta de que no estoy sola en el mundo. Me dí cuenta que hay otro modo de vivir, donde estoy acompañada.

 

Gracias a su llegada a mi vida soy consciente de que mi tiempo puede hacer feliz a alguien más. Que no importa el mal recibido, el corazón debe siempre estar dispuesto a amar.

 

Gracias a la persona de Jesús viajé, conocí nuevos lugares, conocí personas que marcaron mi vida, viví experiencias únicas, dejé de mirarme el ombligo. Y sobretodo descubrí que un mundo diferente es posible.

 

Entonces hoy, llena de alegría, a todos esos “¿Por qué?” puedo responder “Ustedes ven como Jesús anucia la Buena Noticia en mi, todos los días. Feliz de mi por conocerle y dejar que su amor no sea motivo de tropiezo, sino de posibilidad.

 

Yani Azcoaga