El Ángel no le pidió a María hiciese nada. Solo le expresó los deseos y los planes de Dios sobre ella.
Dios, más que pedirnos que hagamos cosas, nos pide que estemos disponibles, abiertos a Él, a lo que quiere hacer en nosotros.
Con frecuencia, nosotros nos planteamos: ¿Y qué tengo que hacer? Y Dios suele respondernos: Nada. Porque el interés de Dios es que le dejemos hacer a El.
No es lo que nosotros podemos hacer sino lo que Dios quiere hacer en nosotros.
No es lo que nosotros queremos hacer sino lo que El quiere hacer en nuestras vidas.
No es lo que nosotros podemos hacer sino lo que El puede hacer en nosotros.
La Anunciación de la Encarnación de Dios nos habla: de las posibilidades de Dios en nosotros, de que lo que humanamente parece imposible es posible para Dios, de que los imposibles solo existen en nuestra mente, de que los imposibles humanos son las posibilidades Divinas.
No nos toca a nosotros decir: no puedo. A nosotros solo nos corresponde decir como María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu Palabra”
A nosotros solo nos toca “dejarnos hacer”.
Para terminar les dejo los versos de la canción del barro del Alfarero: