Evangelio según San Marcos 3,20-21

sábado, 23 de enero de
image_pdfimage_print

Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: “Es un exaltado”.

 

Palabra de Dios

 

 

 


P. Juan Martinez Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba

 

 

Hola Amigos de los sábados en Oleada Joven.La de hoy es una escena que amerita detenernos a contemplar y rezar sobre lo que genera Jesús en los propios y en los extraños. Jesús entra en una casa, y allí acude la muchedumbre. A menudo es acosado por la muchedumbre. Jesús no se puso en contacto únicamente con personas individuales: son muchedumbres numerosas las que lo rodean; sin embargo, irán disminuyendo a medida que sus exigencias sean más precisas y más difíciles de admitir.


La gente, lo aplaude movida muchas veces por interés. Los apóstoles lo siguen, pero no lo comprenden en profundidad. Los enemigos, lo acechan continuamente y lo interpretan todo mal. Además de su ritmo de trabajo, las afirmaciones tan sorprendentes que hace, perdonando pecados y actuando contra instituciones tan sagradas como el sábado, causaban estupor.


Era tan diferente esta vida de la que había llevado durante la vida oculta, que sus familiares oyendo y viendo esto, salieron para llevárselo, diciendo que estaba fuera de sí.


Buscaban una buena forma de excluirlo, anularlo y domesticarlo. Si sus enemigos tuvieran éxito en ella, la figura de Jesús se derrumbaría por sí misma. Por eso, ante el comentario callejero de la locura de Jesús, era natural que reaccionara su familia, afectada por la incomodidad que la convocatoria de Jesús provocaba.


No es fácil ser profeta. Hay que estar muy identificado con Jesús para serlo de verdad. Si nos esforzamos por configurarnos con Cristo, nuestra presencia no resultará neutra para quienes viven una opción por los valores lejanos al evangelio aunque existan vínculos de parentesco, trabajo, etc.


Para muchos les resultará molesta una vida arraigada y comprometida con el evangelio hasta las últimas consecuencias, porque será un reclamo para muchas conciencias. La vida del cristiano que ha optado, realmente es radical porque el amor es así de “totalizante”: “o todo, o nada”. Y esto puede parecer una locura; locura como la de Jesús, que para decirnos como nos ama Dios, derrama su sangre.


Hoy nos podríamos preguntar: ¿Qué cosas me incomodan en otros que atraen con el estilo de Jesús? ¿A qué tengo que renunciar en mis seguridades para abrir paso a un estilo más parecido al de Jesús? ¿Soy generoso y valiente a la hora en que me recriminan la audacia del Evangelio? Pensaba hoy en algo de esto se habrá inspirado el Papa Francisco cuando dijo a los jóvenes en Río de Janeiro: “Hagan lío?!”


El Señor te bendiga y que tengas un buen sábado.

 

 

Oleada Joven