Evangelio según San Lucas 12, 32-48

jueves, 4 de agosto de
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No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino.Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla.

Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.

¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!”Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa.Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada”.

Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?”.El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si este servidor piensa: ‘Mi señor tardará en llegar’, y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.”

 

 

Palabra de Dios

 

 

 


P. Raúl Gomez sacerdote de la Diócesis de Mendoza, Párroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima

 

 

 

Nos encontramos nuevamente en torno a la Palabra del Señor, en el domingo de la semana XIX del Tiempo Ordinario, del tiempo común en donde celebramos en algunas comunidades al Santo Patrono San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Y durante estos días, el 4 de Agosto hemos celebrado el día del párroco en todo el mundo, dando gracias al Señor por habernos llamado y habernos elegido para esta hermosa misión de anunciar el Reino de Dios y su justicia. Hoy contemplamos el Evangelio de Lucas 12, 32- 48.

 

La Palabra nos invita a estar preparados a estar atentos, a estar con las lámparas encendidas, porque el Señor va a llegar y no sabemos en qué momento llegará, pero debemos estar preparados, estar con el corazón dispuesto. Jesús se dirige a sus discípulos con estas palabras: “No temas, pequeño rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino, vendan sus bienes y denlos como limosna, porque allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón. A quién se le confió mucho, se le exigirá mucho”, dice el Señor.

 

¿De qué manera nos preparamos para la Venida del Señor? ¿Qué cosas hacemos en nuestra vida cotidiana, cuánto bien hacemos a nuestros hermanos, especialmente a aquellos que nos necesitan en lo cotidiano? Realmente en este año de la Misericordia ¿vivimos este envío que nos hace el Señor a ser misioneros de la Misericordia y así prepararnos para la Venida del Señor? ¿Qué cosas hago para agradar en todo al Señor, como dice San Pablo?

 

Esta Palabra nos interpela constantemente, porque es una Palabra que debe llegar a lo profundo de nuestro corazón; debemos estar a la espera de Señor, pero no es una espera estática sino una espera en movimiento, una espera de quien espera a su Señor que le ha prometido su llegada. No sabemos cuándo, no sabemos en qué momento llegará el Señor. Debemos estar atentos, debemos velar como dice Jesús, para no caer en la tentación, para que el Señor realmente nos encuentre preparados.

 

Jesús en este evangelio nos invita a vivir una Bienaventuranza: Felices si el Señor llega a media noche o antes del alba y los encuentra así, haciendo lo que les toca hacer, es decir, haciendo el bien. San Pablo va a decir: “Hermanos, den bendiciones a sus hermanos. Si los maldicen, bendigan. Si los persiguen, bendigan.” Cada uno de nosotros está llamado a vivir plenamente este tiempo como una preparación para que el Señor reamente nos encuentre velando, atentos, orantes, porque el mundo, nuestra sociedad, nuestra comunidad necesita hombres y mujeres orantes, que estén haciendo lo que les corresponde, es decir, servir al Señor. Ya que en todo nuestra misión es servir al Señor, porque el verdadero poder, como dice el Papa Francisco, es el servicio.

 

Queridos hermanos, que esta Palabra sea un motivo de preparación para la Venida del Señor, que busquemos agradarlo en todo y sobre todo que pongamos nuestro corazón ante Su Presencia. Pidamos entonces al Señor la gracia de Su Bendición. Que tengas una hermosa semana, que el Señor sea la Luz y Guía para tu camino.

 

Radio Maria Argentina