Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: «Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.»
Palabra del Señor
Reflexión
El evangelio de hoy nos presenta una acusación muy fuerte de Jesús contra los fariseos y los escribas. Ellos querían que Jesús diera una señal, porque no creían en las señales y en los milagros que estaba haciendo.
En vez de levantar el dedo en contra de los fariseos del tiempo de Jesús, es mejor mirarnos en el espejo de los textos, para percibir en ellos al fariseo que vive escondido en nuestra Iglesia y en cada uno de nosotros, y que merece la misma crítica de parte de Jesús.
Jesús, condenado por ellos a una muerte de cruz, será resucitado por Dios y seguirá resucitando de muchas maneras en aquellos que creen en él. La señal que convierte no son los milagros, sino ¡el testimonio de vida!
Después de la referencia sobre Salomón y la Reina del Mediodía, Jesús vuelve a hablar de la señal de Jonás porque aquí hay alguien más que Jonás. De la misma manera vale la acusación para todos aquellos que nos quedamos esperando los milagros de Jesús que es como quedarse con una segunda marca o conformarnos con sólo una prueba cuando podemos llegar a lo auténtico y real de la presencia del mismo Dios hecho carne por nosotros.
Ahora no sólo podemos ser adoradores en Espíritu y en Verdad sino que también comemos a Jesús en la Eucaristía para que nos fortalezca y nos vaya trasformando poco a poco a ser como Él presencia en el mundo.
Para la reflexión personal
Jesús critica a los escribas y a los fariseos que llegaban a negar la evidencia, volviéndose incapaz de reconocer la llamada de Dios en los acontecimientos. Y nosotros, los cristianos de hoy: ¿merecemos esta misma crítica de Jesús?
Nínive se convirtió ante la predicación de Jonás. Los escribas y los fariseos no se convirtieron. Hoy, lo que acontece provoca mutaciones y conversiones en la gente del mundo entero: amenaza ecológica, la urbanización que deshumaniza, el consumismo que masifica y aliena, las injusticias, la violencia, etc. Muchos cristianos vivimos ajenos a estos clamores de Dios que vienen de la realidad.