Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: “Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas’.En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!’.
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.
Palabra de Dios
Nos encontramos en el domino XXX durante el año.En este domingo queremos poner la mirada especial en las misiones, y un saludo especial a todos los misioneros por quienes rezamos. Contemplamos el Evangelio de San Lucas, este Evangelio que nos presenta estas palabras de Jesús refiriéndose a aquellos que se tenían por justos y despreciaban a los demás. Pone la imagen de dos hombres: el fariseo, que oraba de pie, orgulloso, reconociendo y anunciando a Dios todo lo que hacía, y en el fondo del templo el humilde y pecador publicano, que estaba allí, y que realmente a distancia no se animaba a a levantar la vista. Este Evangelio nos tiene que animar a descubrir de qué lugar estamos ubicados. Si realmente muchas veces actuamos como el fariseo, reconociendo y anunciando todo lo que hacemos o también nos reconocemos como los publicanos, humildes y pecadores; que en realidad nuestra vida está marcada por el pecado, pero debemos intentar alcanzar la Gracia del Señor. En este día pidámosle al Señor que realmente podamos reconocer nuestros límites, nuestras miserias, y sobre todo que podamos acudir a Él que es la fuente de la Misericordia. Si por ahí tenemos algunas actitudes, como este fariseo, pidámosle al Señor la gracia de poder cambiar, de poder buscar en todo agradarlo a Él y sobre todo reconocernos limitados y necesitados de su perdón. El santo Cura de Ars decía en una oración humilde ” me arrodillé consciente de mi nada y me levanté sacerdote para siempre”. Pidámosle al Señor entonces la gracia de reconocer nuestras miserias, pero también de reconocer lo que el Señor va haciendo en cada uno de nosotros y poder decir como este publicano “Dios mío, ten piedad de mí que soy un pecador”. Que la actitud de este hombre nos inspire a vivir la Misericordia de Dios en este año de la Misericordia y así poder reflejar el amor del Señor a tantos hermanos que necesitan descubrir al Señor como Camino, Verdad y Vida.
Que tengas un lindo domingo, que el Señor sea tu Luz y Guía.