Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Palabra de Dios
P. Cristian Salomón sacerdote de la Arquidiócesis de Rosario – Santa Fe
La Palabra hoy nos regala el relato del encuentro de Jesús con Zaqueo, en Jerico. Zaqueo era jefe de los publicanos y rico, dice la Palabra, no era querido por el pueblo. Siendo de baja estatura y queriendo ver a Jesús, se sube a un sicomoro. Es Jesús, sin imbargo, quién yendo de camino, lo mira y le dice, llamándolo por su nombre que baje pronto, porque queria alojarse en su casa.
El Evangelio no nos dice nada del encuentro, solo las consecuencias, la multitud que murmura, Zaqueo que resueltamente decide dar sus bienes a los pobres y devolver cuatro veces más a quién le haya engañado y nos termina diciendo Jesús, hoy ha llegado la Salvación a esta casa.
Que interesante y enriquecedora es la actitud de Zaqueo, a pesar de la consideración que tenía la multitud de él, queria ver a Jesús y como la multitud se lo impedia, busco alternativas, se subio al árbol y no sólo eso, sino que después de recibir al Señor en su casa, decidio transformar su vida.
Que bueno es descubrir a Jesús, que sabiendo de Zaqueo, es quien toma la iniciativa y quién se alegra de que la Salvación haya llegado a esta casa.
Es contrastante la actitud de la multitud, que también queriendo ver a Jesús y estando cerca de Él, solo murmuraron, se ha ido a casa de un pecador.
Que buena noticia es recordar que siempre Jesús sabe donde estamos, quienes somos y de igual modo, tomando la iniciativa quiere alojarse en nuestra casa, mirándonos, llamándonos por nuestro nombre. Y que bueno es que Zaqueo, nos deje su ejemplo y testimonio de búsqueda de Jesús. Porque para que llegue la Salvación hasta nuestra casa, necesitamos muchas veces sobreponernos a la multitud que no nos deja ver a Jesús, esa multitud de prejuicios de los demás y los propios, ponernos incluso por encima de nuestros pecados y dificultades o probemas y ante el llamado de Jesús bajar pronto y abrir la puerta de casa.
Ojalá que nuestra actitud sea siempre la de la alegría porque Jesús llega al corazón de nuestros hermanos y no la del prejuicio, ojalá que al igual que San Roque Gonzales y Juan del Castillo, nuestros santos latinoamericanos, que hoy celebramos, que supieron y quisieron llevar a jesús a quienes todavia no lo conocian, nosotros podamos ser instrumentos de encuentro y salvación entre nuestros hermanos y Jesús.
Con la canción del padre Eduardo Meana, le decimos al señor: “Ven a mi casa, a mi hogar, que con vos se va a iluminar y ese rincon oscuro y cerrado se abre de par en par y sea tuyo, lo que es mío, tuyo mi hogar.
Que tengas lindo día, Dios te bendiga.
Fuente: Radio maria Argentina