Ya en Europa, cruzó en tren Macedonia, Serbia, Hungría y Austria para llegar a Alemania. En un campo de refugiados señaló que sabía nadar y fue contactada con el club Spandau 04 de Berlín.
Es que el vínculo de la joven de 17 años con la natación, no nació aquel agosto de 2015. Su papá vive en Jordania y es justamente entrenador de natación. Fue él quien financió los 9000 dólares para que los traficantes las hicieran salir de la zona de crisis y llegar al ansiado suelo europeo.
En Siria, Yusra integró el equipo nacional, pero la guerra civil abortó cualquier esperanza deportiva de toda su generación de jóvenes atletas. Incluso para ella, quien en 2012 había llegado a competir en el Mundial de Pileta Corta de Estambul, en las pruebas de 200 y 400 metros libres. Pero en 2015, sobrevivir pasó a ser la única prioridad. Yusra lo logró, y más aún, tendrá la oportunidad de nadar en el auténtico olimpo de cualquier atleta.
Yusra se vio beneficiada por un fondo de emergencias del Comité Olímpico Internacional (COI) destinado a apoyar atletas desplazados, y el club de Berlín es un lugar ideal para llevar adelante un entrenamiento idóneo. La piscina en la que entrena tiene historia olímpica, ya que fue construida para los juegos olímpicos de 1936, cuando las entonces autoridades alemanas tenían otra actitud para con los inmigrantes.
La noticia de que el COI la apoyaría para llegar a los juegos de Río, haciéndola además abanderada de la delegación internacional, conmovió tanto que el club debió rogar privacidad a la prensa internacional para que pueda seguir adelante con su entrenamiento,.
Yusra está concentrada en su entrenamiento, y no quiere distracciones. Las brazadas que le salvaron la vida y con las que junto con su hermana Sarah salvó a otros refugiados, hoy le dan una nueva inesperada oportunidad.
Fuente: Aleteia