Ten un poco de fe, una película basada en el libro homónimo sobre la historia real del periodista Mitch Albom quien después de volver a ver a su referente espiritual de pequeño vuelve a replantearse su fe.
Mitch Albom, un exitoso periodista deportivo, nunca ha sido muy religioso. Aunque educado en el seno de una comunidad judía esto siempre ha resultado algo secundario para él. Por eso queda muy sorprendido cuando el anciano rabino de su comunidad le pide que, cuando llegue su hora, sea él quien pronuncie su discurso fúnebre. Esta propuesta inesperada da pie a repetidos encuentros entre Mitch y el viejo rabino que ve que la hora de su muerte no puede estar muy lejos. De esta manera Mitch vuelve a entrar en contacto con la religión y empieza a replantearse su propia espiritualidad. Paralelamente, vamos descubriendo la historia de Henry, criado en un ambiente hostil que en poco tiempo toma el camino de la delincuencia y la drogadicción. Años más tarde, tras pasar por la cárcel y estar a punto de ser asesinado, Henry se ha convertido a la fe cristiana y en una “nueva” persona que ayuda a los demás en su pequeña comunidad donde cumple el rol de pastor.
La fama o el bienestar socioeconómico de Mitch no eran suficientes en su vida, fue esa necesidad interior, esa búsqueda, que lo llevo a frecuentar de nuevo su vieja sinagoga y a interesarse por la obra del Pastor Henry. Podríamos decir que esta historia describe muy bien aquella frase de San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti”.
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