Tú eres, Señor, mi luz y mi salvación: estás conmigo. Eres la luz para mis pasos, ¿a quién he de temer? Eres el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar? En Ti está mi confianza y en tus manos mi vida;mi corazón está firme y animoso estando contigo;
eres mi luz, eres mi salvación, eres mi refugio.
Nada temo, aunque se acerquen a mí mis adversarios; nada temo, aunque intenten devorar mis fuerzas. Tú estás conmigo: eres mi luz y salvación, mi refugio, y ante Ti, estoy seguro; ellos tropiezan y sucumben. ¿Quién me hará temblar, Señor? Estás conmigo.
Aún más: aunque acampe contra mí un ejército; aunque luchen contra mi vida las fuerzas del Maligno; aunque me cerquen por todas partes y me aprieten en su cerco, mi corazón no teme; está seguro en Ti y resiste. Aunque estalle una guerra contra mí y tiemble todo, aun así, Señor, estoy seguro contigo en medio de ella. ¿De quién he de temer, Señor, si estoy contigo? Una cosa te pido, Señor; una cosa busco con pasión: habitar en tu casa, Señor, sentarme a tu lado,
estar contigo todos los días de mi vida.
Quiero gustar tu dulzura, Señor, y tener la seguridad plena de que Tú me amas. En el día del peligro me darás cobijo en tu cabaña; me esconderás en lo escondido de tu tienda;
y mi pie estará seguro sobre tu roca firme.
Contigo, nada temo; tu poder es mi defensa y salvación. Quiero cantar de gozo, quiero salmodiar, quiero alabarte, porque eres el Dios de mi vida y en tus manos me siento seguro.
Escucha mi canto, Señor; acoge mi plegaria y respóndeme. Mi corazón no me engaña; en lo profundo oigo una voz. Dice de Ti mi corazón: «Busca su rostro». Sí, tu rostro busco, Señor: no me escondas tu rostro. Tú eres mi auxilio: no me abandones, no me dejes solo. Tú eres mi auxilio: ven en mi ayuda, Dios de mi salvación.
Yo estoy seguro, Señor, de que si mi padre y
mi madre me abandonan, Tú nunca harás eso, Tú estarás siempre a mi lado y me acogerás. Enséñame tu camino de paz y bien, Señor; ponme en marcha, guíame por la senda llana. Sé Tú mi guía, mi luz, mi defensa, mi salvación. Mi corazón no teme, porque Tú vas conmigo y me amas. Mi corazón está seguro en Ti y se siente firme. Yo quiero ver tu bondad, Señor, y saborear tu ternura; aquí, ahora, en la tierra donde vivo: hazme gustar tu amor.
Yo espero en Ti, Señor; yo sé que contigo mis problemas tienen salida; estoy seguro de que nunca me dejarás solo. Tú me hablas al corazón y me dices: «ánimo, ten valor, sé firme en tu fe, espera en mí, confía en mi gracia». Mi corazón te dice, Señor: «creo en Ti, estoy seguro a tu lado».
Salmo 26