Sos mi luz y mi salvación

martes, 2 de agosto de
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Tú eres, Señor, mi luz y mi salvación: estás conmigo.
Eres la luz para mis pasos, ¿a quién he de temer?
Eres el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar?
En Ti está mi confianza y en tus manos mi vida;mi corazón
está firme y animoso estando contigo;

eres mi luz, eres mi salvación, eres mi refugio.

Nada temo, aunque se acerquen a mí mis adversarios;
nada temo, aunque intenten devorar mis fuerzas.
Tú estás conmigo: eres mi luz y salvación, mi refugio,
y ante Ti, estoy seguro; ellos tropiezan y sucumben.
¿Quién me hará temblar, Señor? Estás conmigo.

Aún más: aunque acampe contra mí un ejército;
aunque luchen contra mi vida las fuerzas del Maligno;
aunque me cerquen por todas partes
y me aprieten en su cerco,
mi corazón no teme; está seguro en Ti y resiste.
Aunque estalle una guerra contra mí y tiemble todo,
aun así, Señor, estoy seguro contigo en medio de ella.
¿De quién he de temer, Señor, si estoy contigo?
Una cosa te pido, Señor; una cosa busco con pasión:
habitar en tu casa, Señor, sentarme a tu lado,

estar contigo todos los días de mi vida.

Quiero gustar tu dulzura, Señor,
y tener la seguridad plena de que Tú me amas.
En el día del peligro me darás cobijo en tu cabaña;
me esconderás en lo escondido de tu tienda;

y mi pie estará seguro sobre tu roca firme.

Contigo, nada temo; tu poder es mi defensa y salvación.
Quiero cantar de gozo, quiero salmodiar, quiero alabarte,
porque eres el Dios de mi vida
y en tus manos me siento seguro.

Escucha mi canto, Señor;
acoge mi plegaria y respóndeme.
Mi corazón no me engaña; en lo profundo oigo una voz.
Dice de Ti mi corazón: «Busca su rostro».
Sí, tu rostro busco, Señor: no me escondas tu rostro.
Tú eres mi auxilio: no me abandones, no me dejes solo.
Tú eres mi auxilio: ven en mi ayuda, Dios de mi salvación.

Yo estoy seguro, Señor, de que si mi padre y

mi madre me abandonan, Tú nunca harás eso,
Tú estarás siempre a mi lado y me acogerás.
Enséñame tu camino de paz y bien, Señor;
ponme en marcha, guíame por la senda llana.
Sé Tú mi guía, mi luz, mi defensa, mi salvación.
Mi corazón no teme, porque Tú vas conmigo y me amas.
Mi corazón está seguro en Ti y se siente firme.
Yo quiero ver tu bondad, Señor, y saborear tu ternura;
aquí, ahora, en la tierra donde vivo:
hazme gustar tu amor.

Yo espero en Ti, Señor; yo sé que contigo mis problemas
tienen salida; estoy seguro de que nunca me dejarás solo.
Tú me hablas al corazón y me dices: «ánimo, ten valor, sé
firme en tu fe, espera en mí, confía en mi gracia».
Mi corazón te dice, Señor:
«creo en Ti, estoy seguro a tu lado».

Salmo 26